La comunidad educativa de la Institución Pedro Cuadro Herrera realizó ayer un acto simbólico en los alrededores de la zona para declarar la institución como espacio y territorio de paz.
El megacolegio, ubicado en el anillo vial occidental, queda al frente del conjunto Los Arrayanes y cerca al sector de Ciudad Rodeo, localidades conocidas por los cucuteños por ser violentas debido a que se han presentado algunos homicidios y robos.
“Todo el mundo tiene un mal concepto de este sector, que es un sitio de inseguridad, pero queremos reflejar que es lo contrario. Somos muchos los que queremos la paz, que estamos en pro de los beneficios de los niños y personas que estamos cada día dispuestas a hacer lo mejor”, dijo Anggy Roa, representante del consejo de padres
Los estudiantes de primaria y secundaria, acompañados de sus acudientes y del cuerpo docente, caminaron por la zona portando unas manitas blancas hechas de cartulina, las cuales representaban unas manos puras, inocentes y proyectadas a construir un mejor futuro.
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“Les demostramos nuevamente a la comunidad que los niños quieren la paz, trabajo, estudiar y desean que esto siga siendo un ente educativo fructífero para la sociedad”, afirmó Marlin Maldonado Contreras, rectora del colegio.
El plantel educativo recibe a más 900 niños, niñas y adolescentes. Algunos pertenecen a población vulnerable, víctimas del conflicto armado y otros vienen del territorio venezolano, “aquí tenemos las puertas abiertas y todos son bienvenidos”, dijo Maldonado, quien recordó que el estudio es el camino para que los más pequeños se formen y sean seres pensantes, humanistas y con valores positivos.
El acto protocolario incluyó una celebración eucarística con imposición de la ceniza y al final, los alumnos compartieron y disfrutaron de un postre.
Una calamidad del pasado
A raíz de las fuertes lluvias que cayeron un 17 de noviembre de 2020, colapsó la quebrada Tonchalá, situación que dio paso a la inundación en el conjunto Los Arrayanes y luego a la Institución Educativa Pedro Cuadro Herrera.
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En ese entonces, la infraestructura que tuvo una inversión de 11.000 millones de pesos y contaba con 22 aulas para primaria y bachillerato, biblioteca para 300 personas y un comedor con capacidad para 400, fue cubierta por grandes cantidades de barro.
Por lo que aulas, puertas, ventanas, equipos tecnológicos, materiales de oficina y demás implementos se perdieron, y los pocos que quedaron fueron saqueados, según lo dicho por la comunidad.
A pesar de la crisis, el megacolegio recibió la ayuda correspondiente por parte de las autoridades.
“Gracias a todos el colegio se pudo levantar, por eso somos una institución resiliente, con estudiantes, docentes y administrativos resilientes que pueden salir adelante y seguir trabajando por la educación”, señaló la rectora.
Redacción: Valentina Robles Angarita
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