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Cúcuta
Entre aguas servidas y zancudos, barrio San Jerónimo de Cúcuta pide soluciones urgentes
La comunidad de San Jerónimo ha hecho lo imposible por mejorar sus condiciones de vida, pero la falta de apoyo institucional ha limitado sus esfuerzos. 
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Diana Valentina Rodríguez
Diana Valentina Rodríguez
Jueves, 6 de Marzo de 2025

San Jerónimo, un barrio con 20 años de existencia en Cúcuta, se ha forjado con el esfuerzo y la unidad de sus habitantes.

En sus calles, la calidad humana es evidente, reflejada en la solidaridad con la que enfrentan sus dificultades.

Sin embargo, tras estas dos décadas de crecimiento, la comunidad se encuentra inmersa en una crisis sanitaria que amenaza la salud y el bienestar de sus residentes: el alcantarillado inexistente o deficiente ha convertido a varias de sus calles en canales de aguas negras al aire libre.

Una cascada de aguas servidas
El problema más grave se concentra en las calles 2, 3 y 4, con avenidas 2 y 3, donde los vecinos conviven con el flujo incesante de aguas residuales que generan olores insoportables y una proliferación descontrolada de zancudos.
Según los habitantes, la situación más crítica se vive en la calle 2 con avenida 3, donde la acumulación de aguas servidas ha convertido las vías en un foco de infecciones y enfermedades.

María Teresa Urbina, residente del sector, describe la problemática desde su experiencia personal: “Hace cinco años llegué a este barrio y desde entonces he vivido rodeada de aguas negras. 


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En la parte trasera de mi casa corre lo que parece una cascada, pero es de aguas servidas con un olor insoportable”.
La vegetación descontrolada que rodea estas aguas ha propiciado la aparición de animales peligrosos. “Hemos visto culebras entre la maleza. Esto es un riesgo para nuestros hijos”, advierte Urbina.

Una comunidad que construye su propio alcantarillado

La Junta de Acción Comunal ha elevado numerosas solicitudes a la empresa encargada del acueducto y alcantarillado para solucionar este problema. 

A pesar de las visitas técnicas realizadas, no se ha ejecutado ninguna intervención significativa.

Los habitantes han optado por tomar cartas en el asunto con sus propios recursos. “Nos unimos para construir un sistema de alcantarillado improvisado. 

Como una vivienda bloquea la vía por donde debería pasar el alcantarillado, decidimos rodearla para canalizar las aguas negras sin afectar a los vecinos”, explica Ángel Palencia, presidente de la Junta de Acción Comunal.

Hasta la fecha, han logrado construir cinco tanquetas y han instalado algunas tuberías, financiadas de sus propios bolsillos. 


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No obstante, los costos los superan y el proyecto sigue incompleto. “Necesitamos más tubería para canalizar las aguas y evitar la exposición constante a enfermedades”, agrega Palencia.

Dengue: una amenaza constante

La crisis sanitaria también ha propiciado la proliferación del mosquito transmisor del dengue. “No se puede estar quieto sin que los zancudos lo ataquen a uno”, comenta Juan Mendoza, vecino del sector.

La comunidad ha registrado al menos 15 casos de dengue. Entre los afectados se encuentra Alberto Ospina y su familia. “Mis hijos y yo caímos enfermos. Temo que vuelva a pasarnos porque seguimos expuestos”, lamenta Ospina.

El Instituto Departamental de Salud (IDS) ha realizado algunas jornadas de fumigación, pero los vecinos consideran que no es suficiente.

“La gente ya ni reporta los casos. Prefieren automedicarse en casa porque saben que las condiciones del barrio seguirán igual”, indica Palencia.

La Secretaría de Salud de Cúcuta, por su parte, ha confirmado solo dos casos oficiales, aunque aclara que el mosquito del dengue se reproduce en aguas limpias y estancadas, no en aguas negras. 

Sin embargo, la combinación de ambos factores genera un ambiente insalubre y peligroso para la comunidad.
La secretaria de este despacho Taíz Ortega le dijo a La Opinión que su despacho adelanta campañas en las comunidades para prevenir los criaderos del mosquito transmisor de la enfermedad.


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La eliminación de inservibles y el mantener tapados los tanques de almacenamiento de agua, incluida la alberca, es un hábito que debe cumplirse con rigurosidad en los hogares, debido a que el zancudo aedes Aegyti busca el agua limpia para reproducirse, explicó Ortega.

Vías en ruinas y falta de transporte

Además de la crisis sanitaria, el barrio San Jerónimo enfrenta otro problema estructural: el mal estado de sus calles. 
Aunque algunas vías han sido pavimentadas, la mayoría sigue siendo de tierra, lo que dificulta el acceso y la movilidad.
“Alrededor del 20% del barrio aún no está pavimentado. Como resultado, no tenemos ruta de busetas. Nos toca caminar 10 cuadras hasta la vía principal para encontrar transporte”, denuncia un residente.

Un llamado a la acción

La comunidad de San Jerónimo ha hecho lo imposible por mejorar sus condiciones de vida, pero la falta de apoyo institucional ha limitado sus esfuerzos. 

“Hemos presentado un proyecto en el que solicitamos ayuda en tubería, cemento y arena para completar la obra. Solo necesitamos un poco de apoyo para terminar lo que ya hemos empezado”, enfatiza Palencia.

Aguas Kpital, empresa encargada del acueducto y alcantarillado en Cúcuta, ha reconocido que el problema ha sido reportado, pero lo califica como una situación compleja debido a que el sector ha sido catalogado como zona de alto riesgo. 
Por su parte, la Fundación V&C, que opera en la zona, ha aclarado que no se encarga de instalaciones ni mantenimiento de alcantarillado, dejando a la comunidad sin una solución clara.


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San Jerónimo, a 20 años de su fundación, sigue luchando contra la indiferencia y la precariedad. Sus habitantes han demostrado que con esfuerzo y unidad se pueden lograr avances, pero urgen la intervención de las entidades competentes antes de que la situación se convierta en una crisis sanitaria de mayor escala.

Los líderes de esta comunidad le dijeron a La Opinión que abrigan la esperanza de que el alcalde Jorge Acevedo disponga de unos recursos  para que se les brinde una solución a este problema de saneamiento básico.

“La excusa que siempre sacan para no darnos una solución es que somos un barrio de alto riesgo, sin embargo, para cobrarnos los servicios públicos no lo somos”, dijeron líderes comunitarios del sector.

No deben olvidarse de que aquí viven niños y ancianos y el ambiente que ellos demandan es uno que esté libre de contaminación y malos olores, dijeron.


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