Cúcuta, y en especial la Iglesia Católica, está conmocionada por el asesinato de un de sus hijos en Angola. El padre Manuel Ubaldo Jáuregui Vega, de 36 años, murió este lunes apuñalado en Luanda, capital del país africano, luego de un accidente de tránsito.

El sacerdote cucuteño hacía parte de los Misioneros de Yarumal, congregación fundada en 1927, y llevaba seis años prestando sus servicios en el país africano.

Según el presbítero Israel Bravo, vicario general de la Diócesis de Cúcuta, en entrevista con Blu Radio, Jauregui salió a comprar hamburguesas cuando chocó su vehículo con un motorizado.

Bravo indicó que cuando el religioso se bajó a revisar qué había sucedido, el hombre de la moto le dio siete puñaladas que fueron mortales, porque el padre no alcanzó a llegar con vida al hospital.

El sacerdote Hernán Pinilla, director de Comunicaciones de los Misioneros de Yarumal, hermandad a la que pertenecía el nortesantandereano, señaló al canal Caracol que él terminó una reunión de trabajo, fue a parquear el carro para comer algo y golpeó una moto que estaba en el lugar. 

“Parece que no fue nada grave, pero el dueño de la moto reaccionó con unas personas y no sabemos la reacción de él, pero nos dicen que se abalanzaron contra él y le propinaron varias cuchilladas”.

Luz Marina Vega, madre del sacerdote oriundo del barrio Cuberos Niño, manifestó en Caracol Radio que Manuel Ubaldo “siempre fue una buena persona, vivió para servir a la comunidad y nos duele su partida, y más en estas condiciones en donde está, tan lejos”.

Vega pidió ayuda al Gobierno Nacional para trasladar el cuerpo de su hijo y darle sepultura en su ciudad natal. Recalcó que lo más difícil del asesinato de su hijo es que se haya dado en la distancia.

El  padre Manuel Ubaldo Jáuregui fue ordenado sacerdote el 3 de diciembre de 2015.

Algunas reacciones a través de las redes sociales

Reacciones 

A través de redes sociales, amigos  y conocidos del sacerdote cucuteño expresaron el dolor y la tristeza ante la lamentable noticia:

Dayana Carrillo Mejia escribió: “descanse en paz padre Manuel que Dios lo tenga en su reino los que lo conocimos era un bella persona dada a los más necesitados”. 

Hilda Dueña manifestó: “no deberían mandar más sacerdotes y monjas a esas tierras tan lejanas y peligrosas”. 

Luz Sánchez sostuvo: “la vocación de los misioneros es muy hermosa pero exponen su vida y su salud. Descanse en paz”.

Vega Xiomig, familiar del sacerdote, escribió en los comentarios: “mi primo Manuelito se caracterizaba por tener un inmenso corazón, dentro de él no cabía odio ni rencor, ni mucho menos pensamientos que dañasen a alguien, siempre fue una persona alegre y humilde, con mucho sacrificio se dedicó a sus estudios y a su profesión dejando de lado muchas cosas que alguno de nosotros nunca dejaríamos, por este motivo se ganó su pase directo al palacio de nuestro señor, dónde tendrá un descanso en eterna paz”.