"Jugaba hasta a pie limpio. No fue un comienzo fácil, a mis papás económicamente les quedaba muy difícil inscribirme a una escuela. Creo que las ganas me impulsaron a seguir y llegar acá donde estoy”, es el recuerdo de Johana Parada Casadiegos, sobre su incursión en el fútbol que hoy la tiene en la delantera del Cúcuta Deportivo.
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La atacante se ha convertido en fuente de inspiración para niñas y niños del Catatumbo, región de la que es oriunda. Su trasegar en el fútbol profesional femenino le permite ser un ejemplo.
Nacida en Ocaña, en 1996, pero criada desde muy temprana edad en Hacarí, la deportista encara su sexta temporada como profesional tras un camino lleno de luchas que ha superado.
“Me siento muy orgullosa de ser del Catatumbo, una tierra en la que hay mucho talento. Estoy feliz de representarlos”, expresa la habilidosa ofensiva, de pegada fuerte con la diestra.
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Un largo recorrido
Desde pequeña, Johana recorrió los senderos de las montañas de Hacarí para ayudar en las labores del campo a sus padres Emiro Parada y Carmenza Casadiego.
Esas empinadas cuestas, difíciles de andar, se asemejan a todo lo que ha superado para llegar al profesionalismo.
“Es una guerrera y creo que es algo que tiene en la sangre, por ser motilona, por ser de ese sector del departamento”, es la comparación que hace Carlos Eduardo Hernández, técnico del Cúcuta femenino.
Parada comenzó a jugar a los seis años. En una cancha de microfútbol, no en el mejor estado, se enfrentaba a varones de su edad o mayores, destacándose por su templanza.
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“Me escapaba de clases para jugar”, rememora sobre su infancia. Luego de varios años compitiendo en microfútbol, en 2015 recibió una invitación para jugar en Tunja, pero ya fútbol.
“Pasar del micro al fútbol fue difícil. Milady Blanco, una amiga que ya jugaba, me invitó a Tunja. Saqué mi cedula, mis papás buscaron dinero prestado y me fui para allá. Jugué dos años en Real Boyacá torneos Difútbol y estuve en el Top 3 de goleadoras nacionales”, narra.
Primeros pasos profesionales
Su buen actuar hizo que Atlético Bucaramanga la fichara. El debut, en 2017, de Johana Parada coincidió con el estreno de la Liga en Colombia.
No cumplió sus objetivos en el ‘leopardo’ y terminó cambiando de equipo, pero continuando en la ‘Ciudad Bonita’ al fichar con Real Santander donde jugó 2018 y 2019 como delantera y volante cinco.
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La llegada de la pandemia perjudicó el proceso. Económicamente no pudo sostenerse en la capital de Santander y retornó a Hacarí. Confiesa que fue un periodo muy duro en el que incluso llegó a pensar en retirarse.
Entre 2020 y 2021 estuvo en su pequeño municipio, donde sin tener más opciones, trabajó en la siembra de coca, planta que se convirtió en el sustento de muchas familias del Catatumbo.
En medio de sus labores en Hacarí, Parada se entrenaba y enfrentaba torneos de microfútbol, así como de fútbol once con equipos de Cúcuta. En 2022, surgió una oportunidad para ir a jugar en Bogotá y no dudó en tomarla.
“Regresé al fútbol jugando torneos aficionados en Bogotá en los que competían equipos profesionales. Estuve en lista para hacer parte de Alianza Petrolera, pero finalmente no compitieron en 2023”, narra la jugadora ocañera.
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Regreso en Perú
Tras no hallar oportunidad en el fútbol nacional, a Parada le llegó una oferta de Perú con Melgar de Arequipa. Allí, en la temporada 2023, fue la goleadora del equipo con ocho anotaciones.
“Fue una experiencia muy linda, un club lleno de personas maravillosas, pude aprovechar todo eso, me ensañaron muchas cosas. Sabía que no iba a representar al Catatumbo ni a Norte de Santander sino a Colombia, esa situación me llenó de mucha alegría y ganas de trabajar aún más”, dice la futbolista de 1.56 m de estatura.
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La llegada al rojinegro
Después de pasar por el rojinegro peruano, aterrizó en el rojinegro colombiano al fichar con el Cúcuta Deportivo, en 2024.
Llegó por intermedio del excoordinador Mauricio Rodríguez y el gerente deportivo Carlos Quintero, a quien había conocido en su paso por Boyacá.
“Como nortesantandereana uno siempre quiere representar este escudo que enorgullece. Estuve en varias convocatorias, pero no quedaba. Esta vez no quise desaprovechar la oportunidad. Quiero dar lo mejor por el equipo, ser goleadora es una de mis metas”, resalta.
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Johana Parada, quien usa el dorsal 7 porque le da el significado ‘Dios siempre está conmigo’, es una de las jugadoras de confianza del estratega Hernández.
“Es una futbolista interesante que se ha superado, ha sido berraca, de familia humilde, de un municipio humilde. Ganó experiencia en Perú y en la cancha es una guerrera, una luchadora con gol, es de esas delanteras duras para las rivales con técnica, que busca el arco, incansable arriba, que se mueve bastante bien”, subraya el entrenador.
Sindy Constante, volante creativa del motilón, considera que Parada es una futbolista con la que se pueden hacer muy buenas sociedades. “Es una jugadora que se mueve muy bien en la cancha, que deja muy buenos espacios para que yo le filtre balones. Nos entendemos muy bien”, asegura Constante.
Johana, en las primeras ocho fechas de la Liga ha logrado marcar en dos ocasiones: ante Real Santander (3-0), Deportivo Pasto (2-1) y Millonarios (1-1).
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“Nunca imaginé lograr lo que logrado. Influye mucho cómo te portas como persona, eso abre muchas puertas, con un buen comportamiento Dios te bendice. Soñar no cuesta nada, pero sí hay que trabajar duro, tener disciplina y humildad”, sentencia Parada, quien sueña con jugar en el fútbol europeo y tener pasos por Argentina y México.
La meta de llegar a la Selección Colombia persiste en la futbolista de 27 años, que quiere gritar campeona con la escuadra motilona.
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