Recogió los pedazos de una 'Seleçao' con problemas de autoestima para tornarla, cinco años después, en seria candidata a ganar el Mundial de Catar-2022. Tite recuperó el poderío de Brasil en un lustro, aunque lucha internamente por enamorar a todos los brasileños.
"Felicitaciones por los cinco años en el comando, liderándonos, aguantando a todo el mundo". Ante los ojos del plantel en pleno, Neymar congratuló al comandante y le obsequió una camisa de la 'verdeamarela' con el número 5 estampado.
La escena, sellada con un abrazo y aplausos de la plantilla, que emocionaron a Adenor Leonardo Bacchi, Tite, tuvo lugar el domingo en la Granja Comary, la sede de la 'Canarinha' en el municipio de Teresópolis, cercano a Rio de Janeiro.
Un 20 de junio, pero de 2016, Brasil anunciaba a ese hombre canoso y aparentemente imperturbable como reemplazo de Dunga, el campeón del mundo en Estados Unidos-1994 que como entrenador grabó su nombre en una página gris del equipo de Pelé.
La selección de Dunga, antítesis del 'jogo bonito', fue eliminada en la primera ronda de la Copa América Centenario, disputada en 2016 en Estados Unidos, el suelo donde el exmediocampista ganó el cuarto Mundial de la 'Canarinha'.
Brasil no caía en esa instancia desde 1987, en Argentina, todo un mazazo para una escuadra aún herida por el histórico 7-1 encajado contra Alemania en la semifinal del Mundial que albergó en 2014 bajo la dirección de Luiz Felipe Scolari.
Ambos traspiés les costaron el puesto a los entrenadores, además de volver terrenal a un elenco acostumbrado a infundir temor. En ese contexto emergió Tite, un modesto exvolante transformado en sanador de heridas.
"Él reconstruyó el ambiente", explica Monique Danello, periodista especializada en deportes del canal TNT Sports. "Es una selección que volvió a ser respetada tras haber sido quebrada, de cierta forma, después del 7-1".
Oposiciones internas
La Granja Comary era el único sitio estimulante para el hoy sexagenario Tite tras haber ganado todo al alcance de un club brasileño: con Corinthians obtuvo dos Brasileirao (2011, 2015), una Libertadores (2012), un Mundial de Clubes (2012) y una Recopa Sudamericana (2013), con Gremio la Copa de Brasil (2001) y con el Inter la Sudamericana (2008) y la Suruga Bank (2009).
Con pocos nombres rutilantes a su alcance, salvo Neymar, a quien convirtió en pieza angular, incluso apoyándolo frente a sus numerosos escándalos, Tite, como una figura paternal, lideró una lenta transformación que rinde frutos.
Como seleccionador ha dirigido a Brasil en 56 partidos, con saldo de 42 victorias, 10 empates y 4 derrotas. Sólo ha tenido un revés en un partido oficial: la caída 2-1 ante Bélgica en cuartos del Mundial de Rusia-2018.
"En Brasil las personas sólo quieren saber sobre la Copa del Mundo. No es suficiente ganar la Copa América, como lo hizo en 2019, o estar al frente en las eliminatorias sudamericanas", señala André Galvao, periodista de la cadena SBT.
Desde aquella caída, Tite depuró el once y cambió el esquema táctico. De los 21 jugadores convocados contra Bélgica, sólo quedan siete, entre ellos 'Ney'. Otros, como Casemiro y Marquinhos, ausentes contra los 'Diablos Rojos', ahora son inamovibles.
Pese a que la 'Seleçao' es un rodillo -ha anotado 123 goles y recibido 19- y lidera el premundial sudamericano, muchos cuestionan el estilo futbolístico poco vistoso y hay quienes piden su salida, en medio de disputas políticas en un país dividido.
"Tite no cambia, tiene el esquema de él. Sólo tiene un protagonista, Neymar", cuestionó Rivellino, campeón mundial en México-1970, en ESPN.
Peso del éxito
Galvao considera que el trasfondo de las críticas es la derrota contra los belgas y que Tite arrastra la imagen del Corinthians que conquistó el mundo en las temporadas 2011-2012.
En un Brasil con rivalidades fuertes entre clubes, a muchos les cuesta respaldar a quien le dio tantas alegrías a un adversario.
"Muchos de ellos sólo van a dejar de estar en su contra cuando gane el Mundial", sostiene.
En el gigante latinoamericano, donde el interés por el equipo nacional ha decaído en los últimos años, la prensa reclama con insistencia algún choque preparatorio contra un equipo europeo, dominadores de los últimos cuatro mundiales, para calibrar a la 'Canarinha'.
Recordando que en Suramérica nacieron Messi, Suárez o Vidal, Tite defiende sus conquistas y reclama evaluar su legado solamente al final de su ciclo (su contrato termina tras Catar-2022). Por ahora camina firme hacia el bicampeonato de la Copa América-2021.