Con la reciente medida tomada por Nicolás Maduro, en Venezuela ha desaparecido todo vestigio de democracia, para convertirse, de frente en una dictadura. El haber ordenado que los empresarios de ese país, pongan a disposición de su gobierno despótico, a sus miles de empleados y trabajadores, para que independientemente de sus horarios regulares en la empresa, laboren durante los fines de semana, viernes, sábado y domingo, de manera obligatoria, en el desarrollo agroalimentario del país, inicialmente durante 60 días , prorrogables, a voluntad de lo que diga el mandatario, a dos meses más , que pudieran seguirse extendiendo sin límite de tiempo, es un retorno al régimen de trabajos forzados que impuso Fidel Castro, en Cuba, cuando pretendiendo emular al líder Chino Mao Tsé Tung, quien a finales de los años cincuenta puso en marcha, en el gigante asiático, “El Gran Salto Adelante”, le entro la locura de pretender producir 10 millones de toneladas de azúcar para la zafra de 1970 .
Fidel obligó a que, aparte de los cortadores tradicionales, buena parte de los profesionales, empleados y obreros que trabajaban en los centros urbanos, se movilizaran al campo los sábados, domingos y días feriados, a cortar caña.
El pretexto de Fidel para justificar el desplazamiento de la mano de obra urbana, fue el tratar de hacerles creer que cada uno de ellos era un héroe de la revolución que en el reto por la producción de los 10 millones de toneladas, no cumplían la simple labor de trabajadores del campo, sino de soldados de la patria que debían enfrentar una batalla decisiva a favor del pueblo. Que tras ese objetivo deberían sentirse como combatientes revolucionarios que con fusil en mano cumplían con su deber desde las trincheras del campo.
Lo que, al parecer, desconoce Maduro, es que la campaña impositiva de Fidel Castro, fue un fracaso total que a partir del año de 1.970, dio lugar a que la industria azucarera cubana empezara a descender, hasta llegar a su situación actual, en la que sus niveles de producción mundial, siguen siendo un fracaso absoluto.
Las reacciones contra lo que pretende Maduro, en el hermano país de Venezuela han sido de resonancia mundial, pues más de 50 países se han pronunciado cuestionando la decisión, la que consideran, no solo autoritaria, sino despótica y retardataria.
Finalmente, debemos resaltar el pronunciamiento de 14 países pertenecientes a la OEA, quienes acaban de firmar un documento en el que le exigen, con carácter urgente, al gobierno de Venezuela, no seguir obstaculizando la realización de un referéndum democrático que permita decidir, respetando el mandato constitucional sobre la permanencia o no, del actual mandatario en el poder. En ella cuestionan la manera arbitraria como se ha venido impidiendo el normal ejercicio de ese trámite.