Hoy Colombia tiene cerca de 3 millones de jóvenes entre 15 y 28 años que no estudian ni trabajan, esto representa el 27% de los jóvenes del país donde el 65% son mujeres. Esta es la cifra de los NINIs más alta de los últimos 16 años quitando la pandemia. El gobierno nacional, que se eligió con un voto mayoritario de las juventudes, y que les prometió más oportunidades no se las ha ofrecido.
El gobierno nacional prometió 500 mil cupos universitarios para este cuatrienio. A diciembre del 2023 solo han logrado 51.960 cupos - el 10% de la meta-. Y aumentar los cupos universitarios no significa que salgan mejores jóvenes formados. Los cupos deben estar acompañados de calidad educativa. Con la reforma a la educación que el gobierno tramita en el Congreso se podrían abrir más universidades de garaje en el país. No se menciona nada sobre calidad. Según el informe de QS de las 15 universidades con mayor empleabilidad del país solo 3 son públicas.
La reforma a la educación también deja de lado la educación privada que ha sido clave para el desarrollo del país. Entre el 2001 y el 2022 el país graduó 3,4 millones de estudiantes en educación superior donde el 62% salieron de universidades privadas. La tasa de admisión de las universidades privadas es del 82% mientras en las públicas es del 48%. Además el 66% de programas de posgrado que se ofrecen en el país son de universidades privadas.
La educación de calidad no es gratuita incluso cuando el estudiante no paga. Por ejemplo, para el año 2021 y 2022, el semestre de la carrera de contaduría pública en la Universidad Nacional tenía un costo de 5,2 millones de pesos y en la Salle 9,7 millones. Biología vale 15,5 millones en la Nacional y en la Javeriana 10 millones. Administración cuesta 5,2 millones en la Nacional y cerca de 7 millones en la Escuela colombiana de Ingeniería. El presidente Duque firmó la ley para que estudiantes de estratos 1,2 y 3 en universidades públicas no paguen matrícula.
El crédito es indispensable para el acceso a la universidad. El Icetex ha sido clave para la formación de estudiantes en el país y pareciera que este gobierno quiere acabarlo. Desde el año 2010, la entidad le ha dado la posibilidad a más de 3,9 millones de estudiantes de estudiar un pregrado-donde el 86% estudió en universidades privadas- y a más de 104 mil de hacer un posgrado.
Existen otros programas promovidos por anteriores gobiernos que han sido exitosos. “Ser Pilo Paga” logró más de 19 mil beneficiarios de 993 municipios de Colombia que fueron a más de 54 universidades. Según un estudio de Juliana Londoño, los estudiantes elegibles tuvieron un aumento de 14,9 puntos porcentuales en sus salarios y cada peso gastado por el Estado en “Ser Pilo Paga” genera más de $4,80 de beneficios privados. El programa de “Pago de Contingente al Ingreso”- dónde el estudiante no paga nada durante su carrera pero cuando se gradúa aporta un porcentaje de sus salarios- ha sido efectivo en la universidad de los Andes mediante el programa “Quiero Estudiar” que ha beneficiado a más de mil estudiantes. Icetex tiene un programa igual creado en el 2021 con cerca de 500 beneficiarios.
El problema más urgente que tiene Colombia por resolver es devolverle a los jóvenes la ilusión por el futuro. Esto pasa por la construcción de entidades que les permita sentirse de alguna parte y sobre todo de la construcción de un sueño colectivo que permita a Colombia poner un punto en el futuro y avanzar hacia él. La educación en esto jugará un papel fundamental.
Este es un momento coyuntural donde la entrada de la inteligencia artificial alterará todo el planeta desde el sistema productivo hasta los sistemas de educación. No es claro cuál será el efecto ni cómo será el futuro, pero sabemos que seguramente será la revolución más profunda que haya vivido la historia de la humanidad.
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