Hoy se conmemoran 149 años del denominado terremoto de Cúcuta de 1875 o terremoto de los Andes. Este fue un evento sísmico significativo que ocurrió el 18 de mayo de 1875 a las 11:15:11 a.m.
Las estimaciones sobre su magnitud han variado. Algunos reportes indican una de 6.8 Mw, y, según la infografía del Servicio Geológico Colombiano, el terremoto tuvo una magnitud de 7.5-8.5 Mb y su epicentro se localizó a una profundidad de 15 km en la capital nortesantandereana, afectando también a los pueblos cercanos y al vecino estado venezolano del Táchira.
Este sismo resultó en la destrucción total de Cúcuta y poblaciones como Villa del Rosario, Los Patios, San Cayetano y El Zulia, además de pueblos venezolanos como San Antonio del Táchira, Ureña y Capacho. Causó graves daños en otras localidades colombianas como Ocaña y Pamplona, así como en ciudades venezolanas como San Cristóbal, La Mulera, Rubio, Michelena, La Grita y Colón.
El terremoto fue sentido en ciudades lejanas como Bogotá y Caracas. Los restos del Templo Histórico de Villa del Rosario, que colapsó durante el sismo, y las construcciones de la época, caracterizadas por su estilo colonial español con tejas de barro, muros de tapia y patios interiores, fueron testigos de la magnitud del desastre. Este evento marcó un punto de inflexión en la historia de la región, impulsando cambios significativos en la planificación urbana y la arquitectura local.
El terremoto dejó la ciudad en ruinas, con un panorama desolador de escombros y víctimas. Muchos sobrevivientes inicialmente no pudieron reconocerse entre sí debido al polvo y la desfiguración causada por el terror. La devastación fue tan completa que algunos creyeron haber llegado al fin del mundo.
Después del terremoto, la ciudad experimentó saqueos y pillaje. Se reportaron robos a las cajas de hierro donde los residentes guardaban su dinero, exacerbando el caos.
En cuanto al número de víctimas, existe variabilidad en las estimaciones. Aunque algunas fuentes exageran que fueron hasta 3.000, el conteo más fidedigno indica que en Cúcuta se recuperaron 461 cuerpos, siendo 253 hombres y 208 mujeres. Sin embargo, esta cifra no incluye a las víctimas de poblaciones vecinas en un radio de 80 km que también sufrieron graves daños. Otras fuentes estiman el número de fallecidos entre 800 y 1.500 sólo en Cúcuta 1.112.
A pesar de semejante calamidad, la ciudad se levantó con fuerzas. Los supervivientes crearon comisiones para el restablecimiento de manera inmediata y colocaron a Cúcuta nuevamente en la escala mundial, al punto de edificar calles estilo de Francia, construcciones andaluzas, un ferrocarril y reforzar relaciones internacionales. Todo cambió para mejorar.
Hoy el terremoto sigue dejando secuelas. Una ciudad en caos total de movilidad, la falta de planificación de obras de envergadura como las de la época, la inseguridad y la muerte se pasean a diario por nuestras calles. La miseria es notoria, la desesperanza aumenta y el hambre no da tregua.
No vemos soluciones de mediano plazo. La cultura se perdió después de ser una ciudad cosmopolita. Lo poco que está quedando de patrimonio se ha ido al piso y los líderes no toman decisiones capaces de transformar la ciudad.
¿Qué nos pasó?, ¿dónde quedaron esos hombres y mujeres que fueron capaces de levantarse de sus cenizas? Ya sólo prima el interés particular y Cúcuta quedó a su libre destino, condenada a la desidia de muchos.
Llegó la hora de volver a nacer, de soñar como lo hicieron en aquella época, de transformar la realidad; es deber de todos.
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