La imperativa necesidad de conservación del medio ambiente es indiscutible. Afortunadamente la conciencia individual y colectiva se ha fortalecido hacia ese propósito y está dejando huella, una que debe ser perdurable para la futuras generaciones. Los movimientos ambientalistas presentes en todos los rincones del mundo incentivan a los ciudadanos a que tomen parte en la preservación de los recursos naturales, y lo más importante a la exigencia a que cumplan las normas que regulan la explotación de los mismos. En Colombia, la Ley 99 de 1993 es la que coordina todos los estamentos para que dichas reglas se ajusten en concordancia a un desarrollo sostenible y lo deseable es que se cumplan a cabalidad.
Pero, cuando los mismos líderes son los que no abogan por cambios contundentes para el mejoramiento del ambiente la sensación de impotencia y desamparo hace eco en la mayoría de la población. Escuchar noticias a diario sobre actos vandálicos, por ejemplo la explotación ilegal de la minería con daño en recursos hídricos, la contaminación por petróleo ( a causa de ataques guerrilleros, o delincuencia común), la deforestación indiscriminada y otros conduce a un panorama desolador.
Este 5 de junio, cuando la celebración del Día Internacional del Medio Ambiente nos recuerda el gran compromiso que tenemos con el planeta tierra, nos invita a la reflexión. Meditaciones que deben ir más allá, a la práctica, a contribuir con la conservación. Este 2019, China será anfitrión global de la celebración y el problema expuesto es la contaminación del aire.
En este aspecto Colombia está ubicada en el 2 país latinoamericano con mayor índice de partículas contaminantes como son los PM 10 y PM 2,5 (Para los que somos neófitos en estos temas pero amantes de la naturaleza, Pm son las mezclas de partículas sólidas, que pueden ser carbón, hollín, polvo, polen, etc., y que tienen un diámetro medido en micras ), y esto se hace muy visible en Bogotá y Medellín que ya han sido declaradas ciudades en alerta naranja en varios sectores, y que tienen la certeza que la contaminación en su mayor porcentaje proviene de las fuentes móviles.
Por lo anterior, es inadmisible que en nuestra capital no haya voluntad política y una adecuada coordinación interinstitucional para dirigirnos al uso de energía limpias y que se haya aceptado la implementación del uso de nuevos buses todavía a diesel, y que solo tengamos a la fecha 1000 vehículos eléctricos.
Aunque China junto con Estados Unidos e India son los países que más contaminan; se ha tomado en serio la tarea de solucionar. Actualmente, posee la mitad de los vehículos eléctricos en el mundo y el 99% de los autobuses también lo son.
Anhelamos que en Colombia, el deseo del presidente Duque donde expresa que hacia el año 2040 el parque automotor será dominio del carro eléctrico se haga realidad teniendo en cuenta que él desde su papel de senador ha impulsado su uso e insta a que el actual Senado apruebe los beneficios para los ciudadanos que los adquieran. Antioquia lleva la delantera.