El 2022 fue récord histórico, llegaron US$10,981 millones en remesas al país. Con el precio del dólar subiendo $762 durante el año, su impacto económico fue aún mayor, cerca del 66% del presupuesto de inversión del gobierno. La diferencia es que este llega directamente al bolsillo del consumidor, con una capilaridad que permite la diversidad territorial. Según el Banco Mundial, Colombia es el tercer país de América Latina que más recibe mayor estímulo de remesas como proporción del PIB. Muchos esperaban que después de años de crecimientos elevados, finalmente llegara un descenso, pero a pesar de la meseta de la pandemia, durante el primer trimestre de 2023 se presentó un incremento del 23.6% en dólares frente al año anterior, fue sorprendente. Aunque hay voces escépticas sobre las causas, sin duda las remesas digitales están revolucionando el sector.
Según el estudio del Banco Mundial, entre 2011 y 2020 globalmente las comisiones de envío de remesas se redujeron en 32.4%. Al principio de la década pasada el intermediario, se quedaba con 7.7 pesos de cada 100 enviados. El tamaño del mercado, la estabilidad cambiaria y la penetración bancaria contribuyeron al descenso tarifario, pero los avances tecnológicos de banca digital fueron trascendentales.
A pesar de que no existen datos consolidados del último año, la proporción de remesas digitales hacia Colombia en 2019 pasó del 12% del total a casi duplicarse en 2021, con 21%. Teniendo en cuenta la profundización digital que ocurrió durante las cuarentenas, es razonable pensar que esa tendencia seguirá creciendo. Como consecuencia del incremento del espacio digital y la reducción del manejo del efectivo, las comisiones siguen cayendo. En consecuencia, WordRemit, una empresa digital de remesas, recortó en abril en 43% el costo de enviar remesas de EE. UU. hacia Colombia.
Este fenómeno de digitalizar remesas también está conduciendo a un incremento en la bancarización. Durante el periodo de 2019 al 2021, el giro de remesas a cuentas bancarias incrementó 30.4% para llegar a 46% del total. Al formalizar estos giros y permitiendo la minería de datos, se fomenta un círculo virtuoso de democratización del crédito.
Naturalmente las condiciones macroeconómicas facilitan incrementos, pero también debemos ser conscientes de la creciente importancia de nuestra diáspora colombiana. Si las remesas se clasificaran como una exportación, no solo equivaldría a más del 220% de lo que se exporta de hidrocarburos, sino que aumentaría las exportaciones en 51%. Este dinamismo actual es crítico, ya que marzo fue el peor mes de inversión extranjera de portafolio desde noviembre de 2021.
El costo de remesas ha tomado tanta importancia que es un propósito explícito en el punto 17 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Una visión más escéptica argumenta que el incremento de remesas esta correlacionado con lavado de activos. Los carteles fragmentan los recursos para disimularlos como remesas, por debajo de US$10 mil pasan de agache. Dado el incremento radical de las actividades de narcotráfico puede que haya algo de eso. Al mismo tiempo es incuestionable que la tecnología de remesas digitales está bajando costos, disminuyendo tiempos, y facilitando crédito como nunca antes.