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Promesas pendientes
Aunque entendemos que esta apuesta toma tiempo, esto no es lo que tanto anhelábamos.
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Lunes, 27 de Marzo de 2023

“Gobernaré con y para las mujeres de Colombia (…) Queremos igualdad real y seguridad para que las colombianas puedan caminar tranquilas y no temer por sus vidas” fue la tercera promesa que hizo el presidente Gustavo Petro en su discurso de posesión el 7 de agosto del año pasado. Este gobierno, el primero de izquierda en un país armado y complejo como el nuestro, en el que hemos puesto nuestras esperanzas de un cambio de rumbo, y que también ha tenido aciertos, nos ha dejado a muchas con una sensación de agobio.

Amenazas contra la vida e integridad de mujeres que han denunciado y se han pronunciado en contra de las violencias de género; silencio institucional, ascensos laborales de hombres acusados de violencia sexual y desinterés ante el sufrimiento causado a las víctimas y sus familias; felicitaciones públicas a figuras denunciadas por violencia intrafamiliar y actos sexuales violentos ante la inoperancia de la justicia; salida de mujeres que se han comprometido abiertamente con la defensa de nuestros derechos sin, siquiera, comunicarles presencialmente y ¿qué podemos decir de la frase del Presidente “yo no lo crie”, para la Revista Cambio, como una manera de naturalizar su paternidad ausente, además de insinuar que la madre es la responsable de que su hijo haya salido corrupto?

Tristemente, todas estas situaciones no son nuevas, pero lo que nos causa mayor indignación es que ocurran por parte de un partido y un gobierno que dependió de la confianza del movimiento de mujeres y feminista para llegar al Palacio de Nariño, movilizando nuestros votos a su favor bajo la promesa de la transformación social, la reparación y el reconocimiento pleno.

No hemos llegado al primer año de gobierno y muchas estamos cansadas, cada acto en sí mismo es grave y analizándolos en conjunto es inevitable no preguntase ¿qué pasó con la promesa de una vida libre de violencias que nos movilizó a tantas a confiar nuestro voto en este gobierno? ¿Qué pasó con la esperanza que cultivaron al posicionarse como una apuesta feminista de liderar el país? ¿Por qué somos prescindibles luego de ser una de las fuerzas determinantes para el cambio? ¿Qué clase de cambio es este? O mejor, ¿hemos cambiado en algo?

Decir esto es voz alta es un asunto de alto riesgo pues sabemos que no será abordado como una crítica necesaria para evaluar y reconstruir el proyecto político que muchas apoyamos, desde una mirada feminista coherente con los principios que abandera, sino como una traición al gran patriarca Gustavo Petro.

Vicepresidenta, Francia Márquez, estamos abrumadas, y, aunque entendemos que esta apuesta toma tiempo, esto no es lo que tanto anhelábamos. Muchas votamos por la fórmula de la Colombia Humana con reserva por Gustavo Petro pero impulsadas por una gran admiración y respeto por su palabra y trayectoria. Necesitamos, más que un pronunciamiento, es su apoyo a una amplia base de mujeres que se siente empujada a los márgenes de esta potencia de vida.

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