Querido amigo:
Supe por el correo de las brujas que hoy está usted cumpliendo años, y no sé si alegrarme, o entristecerme, o las dos anteriores.
Me alegro, cómo no, al saber que tiene usted un año más de vida, lo que quiere decir que tiene usted una larga experiencia, y que, además, debe haber recibido muchos consejos en sus años vividos, porque dicen que el que no recibe consejo no llega a viejo.
Me alegra saber que se habrá comido más de una torta en ese montón de cumpleaños que le habrán celebrado.Tortas grandes y pequeñas; tortas blandas y duras; tortas de una leche, de dos leches y hasta de tres leches; tortas con velitas y sin velitas o con velón. Y seguramente todavía sopla, para apagar ese montón de velas que le pondrán en su torta.
Me alegra pensar que seguramente algunas veces le habrán dado serenata, porque es un error creer que las serenatas las hizo Dios sólo para las mujeres. A los hombres también les gusta que les toquen la que más les gusta, sea con guitarra o con saxofón o con órgano incorporado.
Me alegra que los amigos más cercanos, así se puedan contar con los dedos de una mano, se reúnan y le canten y lo palmoteen y lo picoteen y lo embadurnen de colorete.
Las celebraciones cumpleañeras son un buen pretexto para recochar, jartar vino, tragar torta (si dan torta) y pasarla sabroso. Y pienso que a usted nunca le han faltado sus celebraciones, año tras año, con amigos y amigas poetas, pintores, músicos y vírgenes escapadas del cielo, porque ya las de la tierra se acabaron.
Sin embargo, también me entristece pensar que en realidad es un año menos de vida lo que le queda. En otras palabras, y perdóneme si le parezco muy crudo, pero ya usted está más cerca del hueco final que de la cuna inicial. Está más del otro lado que de éste. Pero no se amilane, que en lo que le resta de vida son muchas las cosas que le quedan por hacer, y muchas tortas le quedan todavía por probar. Eche palante y hágale juy pa´que le sepa a bueno. Y jamás, jamás piense que se puso viejo. La que envejece es la cédula y póngale alegría a la cosa. Dicen que sonreír rejuvenece, de modo que pélele las muelas a todo el que se encuentre, o a la que se encuentre.
Me entristece saber que amigos y amigas, que usted creía leales, se olviden de su cumpleaños, aunque sea para hacerle una llamadita o enviarle un wasap. Porque eso de guasapear es ahora la moda, y hay que estar a tono con ella. Pero tampoco eso es motivo para acongojarse. Si no lo llaman, si no lo recuerdan, si no le escriben, si no lo guasapean, allá ellos. No saben lo que se pierden.
Pueda ser que muchos no lo recuerden, pero no faltarán los cinco pelagatos que le alegrarán la noche y la vida.
De todas maneras, la tierra sigue girando y hay que seguir en ella hasta que llegue el pitazo final, el que anuncia que se acabó el partido. Mientras tanto, a disfrutar de la vida, y a ponerle color. Y por favor, sea feliz.
Cordialmente, otro amigo.