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Plano público | Todas las formas de distorsión
El lenguaje ofensivo, los señalamientos irresponsables, la calumnia intencional y todas las formas de distorsión se volvió un ejercicio rutinario en políticos desesperados.
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Domingo, 17 de Agosto de 2025

El condenable crimen del senador Miguel Uribe Turbay no solamente ha generado el natural sentimiento de dolor de su familia y el repudio de quienes sinceramente defienden la democracia en el ejercicio político, sino que también ha sido utilizado por sectores extremistas proclives a la acción intrépida para promover acciones de agresión con un lenguaje de estigmatización. Han copiado la consigna de las Farc de “todas las formas d lucha” en términos de todas las formas de distorsión. Porque en eso están. Es una especie de cacería cargada de odio, con abierta incitación a la violencia y a la venganza que tiene como objetivos de esa sevicia a personas que no comulgan con el oscurantismo de sus ideas o que buscan un rumbo de dignidad para Colombia.

Y al tiempo que se habla de instituciones, de defensa de la democracia, de respeto a la diferencia, de entendimiento y de justicia, se incurre en las perores manipulaciones.  La mentira está a la orden del día para hacer imputaciones y exponer a los enemigos escogidos a la difamación calculada y al ultraje público.

Se llegó al insólito montaje de una acusación contra el senador Iván Cepeda y el abogado Miguel Ángel del Río, haciéndolos aparecer como narcotraficantes. Y tal embuchado lo respaldaron con la firma de un abogado que unca supo de semejante abuso.

Entre tanto el abogado Abelardo de la Espriella, investido de candidato a la Presidencia, anuncia con euforia su intención de destripar a quienes estén matriculados ideológicamente en la izquierda. Es un anticipo sobre la utilización del poder para el exterminio, como ya se hizo con la UP, con los jóvenes ejecutados extrajudicialmente y con tantos líderes sociales en diferentes regiones del país.

El lenguaje ofensivo, los señalamientos irresponsables, la calumnia intencional y todas las formas de distorsión se volvió un ejercicio rutinario en políticos desesperados que buscan el poder con fines perversos. De ellos no se puede esperar ningún gesto que dé para el agradecimiento.

Ante el crimen de Uribe Turbay la demanda debe plantearse en términos de justicia hasta identificar con certeza a quienes son los actores. Pero no puede ser que se hagan inculpaciones sin fundamento, lo cual lleva a desvíos que dan lugar a la impunidad.

Colombia no puede quedar atrapada en las narrativas desorientadoras. El ejercicio de la política debe responder a una dinámica democrática que les infunda legitimidad a todos los actos públicos y garantice la vigencia de la Constitución para consolidar el

Estado Social de Derecho. Es la ruta de la legalidad contra la violencia, la corrupción, la lacerante desigualdad y todo el deleznable tejido de atraso y desatinos consentidos a la largo de la historia nacional.

A Colombia hay que robustecerla de verdades y no volverla frágil con distorsiones que le deterioran la identidad que debe resplandecer con plenitud en la nación. Es a lo que hay que apostarle con las convicciones necesarias.

Puntada

El crimen contra el senador Miguel Uribe Turbay no admite atenuantes. Fue un acto criminal condenable. Y debe dar lugar a buscar una salida definitiva a la violencia recurrente que tantas víctimas le ha dejado a Colombia. Pero sin demeritar la vida del inmolado dirigente, conviene que se le reconozca, lo que fue, sin sobredimensionarlo.

ciceronflorezm@gmail.com


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