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Palomas frente a víboras - Se buscan halcones
¿Cómo funcionarían dos halcones juntos? ¿Harían mejor cacería? Lo cierto es que el tiempo juega en contra; es ya o ya.
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Sábado, 15 de Noviembre de 2025

Las sociedades en momentos críticos siempre tienen en su seno los que piensan que todo es cuestión de polarización y que basta con que haya un “buen negociador” para que todo se solucione. Creen posible hacer convivir víboras con palomas. Algunos lo hacen por un sentido torcido de “humanismo”, pero otros son solo agentes encubiertos de las víboras, alacranes que haciéndose pasar por aves no rapaces, abren el campo a las víboras. En la pasada elección presidencial, Juan Manuel Santos abanderó el centro con el grito “ni Uribe, ni Petro”, cuando era claro que sus socios del acuerdo de La Habana, la narcoguerrilla, apoyaban irrestrictamente a Petro y a todas las formas de lucha. Petro inició con varios ministros santistas, cumpliendo el acuerdo petrosantista.

Y el Nobel insiste con su cuadrilla. Roy Barreras habla de la medicina mágica contra la polarización, cuando es un claro agente de la extrema izquierda, aunque en realidad siempre ha sido un doble agente; trabaja para el que más pague. Sergio Fajardo, el tibio, quien quiere posar de hombre prístino, ha sido entusiasta seguidor del Nobel y se asocia con facilidad con izquierdistas como Robledo y Claudia López. El autodeclarado “filosofo” del santismo, Alejandro Gaviria, madurado políticamente como los aguacates, a punta de prensa, en medios liderados por el grupo Prisa, fue derrotado en una convocatoria de centro y apenas ganó Petro fue entusiasmado a trabajar para él. Su grandes logros son quitar la aspersión aérea y mamertizar la Universidad de los Andes. Juan Fernando Galán está perdido en el centro; en realidad, está perdido en la política.

Mauricio Cárdenas, juega a ser un técnico experimentado, pero recordar a personajes como Adolf Eichmann, buenos burócratas sin límites morales. Claudia López no puede posar de paloma; se le siente el aguijón. La razón de ser del centro, los alacranes, es abrir paso a las víboras matando palomas.

La próxima elección es clara: o es Petro o es Uribe. La extrema izquierda que tiene a Colombia al borde del abismo juega con una víbora ponzoñosa, el comunista de Iván Cepeda, aliado de las Farc, quien hará todo para que Colombia caiga definitivamente en el chavismo venezolano, obra que ya empezó Petro. O la derecha, los defensores de la democracia liberal y la constitución, que andan enredados en mecánica electoral y no logran sacar un nombre de unidad.

Lo único claro es que la derecha no puede escoger una paloma; ya vivimos el gobierno “palomo” de Iván Duque que terminó en la pérdida del poder a manos del extremismo izquierdista. No podemos mandar otra paloma que destrocen las víboras; debe ser un halcón culebrero, que tenga la fuerza para enfrentar y derrotar víboras.

¿Analicemos las precandidaturas de derecha? En el centro democrático hay buenos candidatos a senadores pero ninguno con perfil presidencial para este momento. En el partido liberal, conservador y la U, expertos en dar “gobernabilidad” a quien pague por ella, no tienen ni un pichón de estadista. Pinzón, Peñaloza y otros outsiders no han mostrado hacer diferencia; Vicky Dávila y otros espontáneos de la sociedad civil, han mostrado en gobernaciones y alcaldías, muy limitados alcances, cuando no son un verdadero fiasco.

Hay dos posibles halcones principales para este reto: Abelardo de la Espriella y Germán Vargas Lleras. Ambos con buen perfil de halcón, aunque el primero adolece de roce público mientras el segundo está excedido en ese campo; la relación pasada de Vargas Lleras con Juan Manuel Santos crea dudas y le ha provocado graves derrotas electorales. Pero Vargas Lleras es capaz de enfrentar a Santos, la duda radica más en su salud para enfrentar ese reto; ya sabremos. Abelardo tiene un discurso de corte Mileista, sin el bagaje académico económico de Milei, pero es un gran jurista y es necesario para reorientar la justicia. ¿Cómo funcionarían dos halcones juntos? ¿Harían mejor cacería? Lo cierto es que el tiempo juega en contra; es ya o ya.


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