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Otra vez el Catatumbo
Era la ruta indispensable para sacar los productos de exportación, especialmente el café, y la entrada de las mercancías extranjeras que hicieron de estas poblaciones grandes centros del comercio, especialmente Cúcuta en Norte de Santander.
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Jueves, 11 de Septiembre de 2025

Varias veces me he referido a la tragedia que padece esta región, que hubiera podido ser la despensa más abundante del oriente colombiano y de parte de Venezuela. Pero, su abandono, la indiferencia de los gobiernos ante sus problemas y su extensa línea fronteriza que facilita el contrabando, la han convertido en una zona peligrosa, ocupada por una delincuencia criminal, y campo de batalla de las mafias.

Hoy día se habla del Catatumbo con una ignorancia sorprendente, y se identifica con territorios que no pertenecen a la cuenca del gran río. Se desconoce que éste era la vía fluvial que daba salida al mar a un amplio territorio de Los Andes colombianos y venezolanos, para llegar al Lago de Maracaibo y al puerto sobre el Caribe a donde llegaban los grandes barcos que navegaban a Norteamérica y Europa

Era la ruta indispensable para sacar los productos de exportación, especialmente el café, y la entrada de las mercancías extranjeras que hicieron de estas poblaciones grandes centros del comercio, especialmente Cúcuta en Norte de Santander.

En diversas ocasiones los gobiernos centrales de Colombia y Venezuela se han enfrentado por razones políticas creando dificultades fronterizas, sin que los habitantes tengan arte ni parte, generando la ruina de los negocios y la zozobra en un territorio de gentes pacíficas y trabajadoras.

Para citar un ejemplo triste, ocurrió en 1901 cuando gobernaba a Venezuela el dictador Cipriano Castro se presentaron varios incidentes bélicos porque el presidente venezolano propició y financió la invasión a Colombia de ejércitos liberales encabezados por el doctor Rafael Uribe Uribe para derrocar al presidente conservador José Manuel Marroquín. La idea de Castro era revivir la Gran Colombia bajo las ideas liberales, convertirse en el nuevo Bolívar y hacer de Caracas la gran capital.

El gobierno de Marroquín, por su parte, apoyó a conservadores venezolanos encabezados por el general Carlos Rangel Garbaras para que invadieran a Venezuela desde la frontera norte santandereana y derrocaran a Cipriano Castro. Uno y otro intento de invasión fracasaron, y, como resultado previsible, las relaciones diplomáticas entre Colombia y Venezuela se rompieron.

Como una de las represalias más dolorosas, Cipriano Castro ordenó la suspensión de la navegación por el río Catatumbo hasta el Lago de Maracaibo, que era la salida al mar de las regiones andinas de Colombia y Venezuela. La cuenca del río se extiende por 24.416 km², de los cuales 16.626 km² hacen parte del territorio colombiano y los restantes al venezolano. Desde entonces, el Catatumbo empezó a convertirse en tierra abandonada, ajeno al apoyo oficial y suelo fértil para todo tipo de actividades ilegales.

En los últimos tiempos la situación ha tomado dimensiones inimaginables porque el narcotráfico y el contrabando de toda clase de artículos ilegales se adueñaron del Catatumbo. Sus habitantes son verdaderos mártires sometidos a la extorsión, al reclutamiento forzado de los menores, al desplazamiento forzado para despojarlos de sus tierras, a las matanzas indiscriminadas.

El gobierno nacional tomó unas medidas, como la declaración de emergencia, que no han dado resultado alguno y, por el contrario, según informan por los desplazados la realidad es un recrudecimiento de la violencia y el crimen. ¡No se ha hecho nada por el Catatumbo!

ramirezperez2000@yahoo.com.mx  


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