Muchos comentaristas de lo público y con sobrada razón, expresan que las nóminas paralelas son la mayor expresión del régimen clientelista colombiano. Pero no hay paralelismo cuando las plantas globales del sector público no logran cubrir las necesidades que la vertiginosa velocidad de los cambios socioeconómicos del país y de la región nos rebasan. La simple inercia de esas plantas estables las hace ineficaces.
Esa velocidad de los cambios es la que hace que no sea cierto que el desempeño de funciones específicas y especializadas sean ocasionales y que no sean del giro diario y ordinario de las entidades públicas y privadas, sino todo lo contrario, pues ahora, lo normal y arrolladoramente axiomáticases su necesidad. No se necesita demostración en contrario.
Si hay una disciplina que lo evidencia es la jurídica. Lo digo por experiencia personal. Además, porque en el mundo occidental nada funciona sin un marco legal.
Mírenla nada más en un marco local, o mejor regional. El Artículo 305 de la Constitución Política, le impone al Señor Gobernador la revisión de todos los Acuerdos y Actos Administrativos de los Concejos y de los alcaldes Municipales. La sola revisión de los Acuerdos y Actos administrativos del alcalde del municipio de Cúcuta, más los Acuerdos y Actos Metropolitanos, exigirían 10 asesores especialistas en Control Constitucional y la planta global no los tiene.
Los municipios de Ocaña y Pamplona irían juntos por la misma cantidad, y por la sumatoria de los treinta y siete restantes: unos cinco por cada subregión. El promedio de acuerdos municipales, resoluciones y decretos por anualidad en el departamento Norte de Santander es de casi un millar.
Pareciera así que el Señor Presidente Gustavo Petro y su ministro Lizcano van a tener que reflexionar si quieren lograr eficiencia, racionalizando la contratación de operaciones de servicio, mas no elimínalas.
Otra cosa es eliminar el clientelismo, que al decir del ministro les ha llevado a descubrir contratistas traficantes con 10 y 20 órdenes de operación simultáneas, por valor de más de cinco billones de pesos, con la nación y con diferentes Departamentos y entidades.
En Europa y sus burocracias se vienen presentando situaciones curiosas que se solucionan con la contratación por ordenes de prestación de servicios. Curiosas como es el caso de la desigualdad en los empleos públicos por razón de género, y esa burocracia ciega al decir de los titulares de prensa, que castiga la igualdad.
En efecto el gobierno central impuso una multa de 90,000 euros hace dos años al ayuntamiento de Paris, por promover demasiadas mujeres a altos cargos públicos. Ah, la falta de un racionamiento equitativo en las plantas globales regionales y el impresionante poder del feminismo.
Todo ha sucedido porque ideas bien intencionadas resultan aberrantes por lo mal realizadas y eso ocurrió por una ley politiquera del 2012 que obligaba proporciones mínimas de cada sexo (40%), siendo en la práctica casi inmanejable. La ley fue corregida en 2018 y luego en 2019 y sin embargo sigue el desequilibrio y la única solución ha sido la corrección con las ordenes de prestación de servicios.
Como se ve, es difícil encontrar una solución flexible que solo la dan las mal llamadas nóminas paralelas. Pero hay una solución sabia, pues difícil superar la medianía de las plantas globales y conseguir el conocimiento especializado, y es destituyendo la politiquería. Si el Señor Presidente lo logra, sería la mejor de sus realizaciones.
Adenda: Algún Ideólogo dijo que la burocracia francesa era otro de los mitos franceses, como la Torre Eiffel, la baguette y las 246 variedades de quesos, que según el General De Gaulle eran la prueba de que ese país era ingobernable.