Definitivamente, no existe en Cúcuta vía alguna que pueda catalogarse como arteria de flujo rápido, debido a varias causas, entre ellas, el significativo aumento del parque automotor, principalmente con matrícula extranjera, la reducción exagerada de las vías principales para la construcción de ciclorrutas, inexistencia de autoridad operativa de tránsito, pésimo estado de la malla vial, aumento de la radiación solar con impacto permanente en el estado de ánimo de los conductores y muchas otras que por el momento no se mencionarán.
Es evidente, la participación de un significativo número de automotores en el parque automotor del Área Metropolitana, siendo Cúcuta la ciudad que recibe el impacto más fuerte en materia de movilidad, no solo cuando cientos de personas de manera juiciosa realizaron el registro automotor de los vehículos con matrícula del vecino país, sin embargo, por algún lado ingresaron muchos otros antes de la apertura fronteriza y ahora estamos en aprietos, por cuanto la gran mayoría, no cuentan con las mejores condiciones técnico mecánicas, siendo el escape de gases contaminantes, el común denominador.
Otra causa, es originada por la improvisada decisión de algunas dependencias de la administración, al construir ciclorrutas, siendo las mismas utilizadas por conductores de motocicleta que saben perfectamente sobre su indebido uso, pero al no existir presencia de autoridad y sanciones ejemplarizantes, el asunto crece a la vista de los demás ciudadanos y de la misma autoridad uniformada.
En cuanto a la malla vial, seguiremos escuchando las lánguidas declaraciones del alcalde Yáñez, pensando en el año 2050, mientras tanto, el deterioro vehicular producido por los inmensos cráteres existentes, obligan a los conductores a zigzaguear para evitar caer en los mismos, aunque a decir verdad, casi todos los tramos de los sectores con mayor afluencia vehicular, están en estado deplorable así no lo reconozca el ingeniero.
Factor importante lo constituye el aumento de las temperaturas de la ciudad, las cuales se mantienen elevadas hasta en horario nocturno y un vehículo desprovisto de aire acondicionado, concentra además de la temperatura, olores ofensivos que obligadamente deben soportar los usuarios del transporte público individual tipo taxi.
Coincido con el criterio de muchas personas que tienen una justificable lista de razones por las cuales, la ciudad vive en hora pico permanentemente y ni hablar de la franja del medio día o del final de la tarde porque sumado a lo anterior, está la alta contaminación auditiva debido al nerviosismo y desespero de conductores que no sueltan la bocina o pito del vehículo, como si de esta manera, se pudiera aliviar una congestión vehicular.
Concluyo que el hecho de haber expuesto parte de la problemática, no me obliga a presentar soluciones dado que casi todas son del resorte municipal y todo apunta a que los funcionarios que tienen a su cargo, deben atender estos y otros problemas, ya que viven de la ilusión 2050 y no hacen mayor esfuerzo para resolver lo expuesto.
