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La tragedia de la corona inglesa
El paso del tiempo es demoledor. El mundo lleva ya seis meses escuchando todos los días las noticias de la guerra de Israel con la franja de Gaza ocasionada desde el 7 de octubre pasado cuando Hamas atacó sorpresivamente a Israel.
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Domingo, 28 de Abril de 2024

De la guerra de Ucrania y Rusia ya nos sucede lo peor, nos habituamos a la guerra, Rusia no pudo invadir Ucrania afortunadamente, y esta última sigue resistiendo. Ayer se especulaba en el mundo de otro suceso que siempre es noticia, este ya no de guerra: el verdadero estado de salud del rey Carlos III de la corona inglesa,  apenas empezando su reinado, se especula que lamentablemente el cáncer puede ser más grave y complicado de lo que inicialmente se esperaba. La corona usualmente da las noticias difíciles los viernes al final de la tarde, y se anunciaba que podría ser ayer. Como si ello no fuera suficiente y las tragedias de la corona Británica y las ironías del poder no tuvieren fin, la esposa del hijo de rey, William, quien lo sucedería en el poder, también tiene cáncer. Para mayores ironías del poder, imposible.

Que recuerde en la historia, otro episodio que tuvo alguna similitud, el 4 de junio de 1952 en Argentina, Evita se mandó poner dos inyecciones de morfina para asistir a la posesión de su esposo Juan Domingo Perón para asumir por segunda vez a la presidencia. Le faltaban pocos días de vida a la inmortal Evita, apenas 52 días, quien en otra ironía del poder, una junta militar no sabía qué hacer con su cadáver, y para evitar que se inmortalizara, pensaron en botar sus restos al mar. Algún médico les advirtió del error: había quedado tan bien embalsamada, que el cadáver flotaría en el mar. La decisión de la junta, enterrarla durante varios años con un nombre falso en el cementerio de Milán para que “Los descamisados” no la inmortalizaran en Buenos Aires. Qué historia, hasta dónde llegan los avatares del poder, aún después de la muerte. Ahora sus restos ya están en el cementerio de Chacarita en Argentina. Que ironía.

El rey Carlos III de Inglaterra se preparó toda su vida para llegar al trono. Se especulaba que su madre Isabel, cuando él cumpliera la edad de 50 años, declinaría para que su hijo accediera a la corona. Nunca ocurrió. La reina ha tenido uno de los reinados más perdurables y longevos de la historia. Una mala jugada de la vida, u otra ironía del poder: a los 75 años Carlos finalmente asume el trono, y se enferma.  Y es que la historia de Inglaterra registra otra clase de episodios, algunos siniestros, para llegar al trono, como sucediera en el siglo XV cuando Ricardo III para acceder al trono, previamente había ordenado el asesinato de sus dos sobrinos quienes estaban en la línea sucesoral. Shakespeare escribió una tragedia sobre este episodio.

Otro episodio, otro capítulo de la historia en otro tiempo, Napoleón hacia 1815 cuando estaba derrotado preso en la isla Santa Elena, le llevan el periódico y se da cuenta de la venganza más humillante que recibía de parte del Zar Alejandro I de Rusia, por haber invadido a Rusia: estando preso Napoleón, el Zar va al Palacio de Versalles, visita a Josefina, toman vino, terminan bailando, y la historia y la imaginación del emperador se encargan de lo demás. Qué historias, qué ironías de poder, mientras aquí nosotros en el siglo XXI, con uno de esos reyezuelos, megalómano y autoritario, sin ningún sentido de la realidad, haciendo todo los posible para quedarse en el poder.


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