El espacio público es el atributo urbano mas importante. Es la plataforma que sirve de soporte a la vida en la ciudad, donde se descubre y adquiere sentido la ciudadanía como máxima expresión del ejercicio de nuestros derechos y deberes, es punto de encuentro donde se relacionan las diversas clases sociales, lugar para la interacción, la comunicación pero también para el consenso y el conflicto.
Cúcuta es una ciudad activa, bulliciosa, diversa e intergeneracional, por que no solo ahora sino siempre recibe y acoge, que conecta a propios con extraños, donde el azar y la improvisación se evidencia en los diferentes trazados y actuaciones urbanísticas… Pero ante todo debe ser una ciudad que puede aprovechar su multiculturalidad para hacer posible la convivencia y definir o construir una identidad propia mas allá de su condición física, por su capa social, su vida urbana y la participación de quienes la configuran a diario.
Se suele describir el ágora griega como el origen o primer espacio público, lugar para el comercio y la cultura donde se intercambiaban ideas y mercancías. La urbanidad, el respeto hacia los demás que permite forjar nuestra apuesta como sociedad, se aprende en este ámbito. Por que el espacio público es el condensador de la historia, las tradiciones y la cultura y sirve al mismo tiempo para soñar con el futuro y es el marco ideal para plantear soluciones y visualizar escenarios que puedan ser compartidos y debatidos. La calidad del espacio público en la ciudad es un claro indicador de cómo funciona o no la democracia y la gobernabilidad.
A pesar que las ciudades, se expandan, se transformen, muten o destruyan, son también la expresión de su entorno social, ambiental, humano y económico. Para Cúcuta en especial gravita en torno a ella además de la rotura espacial urbana, una fragmentación social generada por las profundas brechas económicas que desencadena unas dinámicas informales vinculada con la pobreza y agravada por la carencia de una política publica orientada a la inclusión laboral (en especial para las mujeres y los más jóvenes). Las iniciativas para hacer de Cúcuta un escenario mejor para sus ciudadanos demuestran las falencias para emprender una eficiente gestión del territorio al tenor de la Ley 388 de 1997 (como ejemplo el proceso de formulación y adopción de la revisión del POT), razón por la cual el acceso a los espacios públicos, vitales para el disfrute del derecho a la ciudad, aún palidece frente a la proliferación de ventas informales y privatización de espacios que potencialmente pueden servir de uso y disfrute colectivo.
Para reconquistar la ciudad, hacerla de todos y para todos y poder garantizar el derecho al territorio, los cucuteños debemos emprender un compromiso intelectual y político de largo aliento, orientado hacia su sostenibilidad ambiental, económica y social, sustentado en los procesos participativos, que mediante la recuperación del espacio público para todos los ciudadanos, entendamos que somos nosotros conjuntamente y no los edificios ni las vías (con las responsabilidades que esto implica) quienes realmente hacemos la ciudad, y comprometidos con la ciudad se transforme el ejercicio de la política, cuyo principal objetivo sea un modelo urbano mas humano y por ende mas verde.
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