Tantas cosas relativas al agua y la sed, se suceden cada día. El grave incidente del derrame de crudo en la “Lizama” y el río Sogamoso en Barrancabermeja, la crisis de la triple “A” de Barranquilla, la delimitación del páramo de Santurbán y la guillotina de Minesa en nuestra nuca, son como una premonición para nosotros los cucuteños. Y una curiosa coincidencia en las premoniciones e imprevisiones culposas de Ecopetrol. Tres figuras distintas y solo mal verdadero, que nos han trasnochado y nos trasnocharán.
Ya padecimos el derrame de 9.400 barriles de crudo en la Donjuana, en diciembre de 2011, nunca indemnizado por Ecopetrol, que afectó el cauce del Pamplonita que seguirá contaminado 20 años, al decir de ambientalistas expertos. Estamos viviendo la tortura de la incierta delimitación del páramo de Santurbán, y la lucha desigual por la defensa del agua contra las decisiones gubernamentales y el favorecimiento de la Sociedad Minera de Santander –Minesa- y su pretendida explotación a 23 años en el páramo, que afecta las fuentes hídricas de 7 municipios de Santander y 10 de Norte de Santander.
Y ahora lo que faltaba. Tumbaron la Triple “A” de Barranquilla. Si no defendemos nuestra empresa del “agua” EIS CÚCUTA SA ESP, será muy probable que en pocos meses y años, comencemos a gritar la quinta palabra del sermón del Viernes Santo: “Tengo sed”.
Y es que en esta Colombia de Dios, las tragedias y las malas noticias se precipitan por oleadas, con el solo comienzo de una. Sí, todo es empezar. Y nos da mucho miedo y nos abriga muchos temores. La escandola que se inició la semana pasada con la empresa de servicios públicos de Acueducto, aseo y alcantarillado de Barranquilla, llamada la triple “A”, nos da mala espina, que tal que esa noticia sea el inicio de la marejada de las crisis de la empresas de servicios públicos en todo el país.
¿Cuáles son los señalamientos de la Triple “A” de Branquilla?
El novelón comenzó con la captura del exgerente Ramón Navarro, muy honorable, protegido por el engavetamiento, la dilatación de procesos penales y administrativos, hasta que intervino la procuraduría, advertida por la lentitud y congelamiento de una acción popular, en un juzgado administrativo. La realidad que se tapaba con una imagen de pulcritud, que reveló métodos y procedimientos arbitrarios de todo tipo hasta los tarifarios, desviaciones tributarias disfrazadas en los famosos “otro sí”, nulidades en las suscripciones y variaciones accionarias, como el caso del operador “Inassa”, la variación de elementos esenciales del contrato de usufructo y los señalados por el Artículo 756 sobre bienes inmuebles y 19 de la Ley 142 de 1994 y otros temas de variación de la composición accionaria, requisitos “ad substantiam actus” que hacen que tales actos sean nulos.
¡Qué bueno fuera! , como decía Don Nicolás Colmenares, se restauraran los estímulos, así sean disminuidos, a los actores de las acciones populares, como la más eficaz medida de lucha contra los corrupción. Vean que una acción popular, le está devolviendo a Barranquilla su empresa de Servicios Públicos. Y así es probable que corrijan y rectifiquen para no volver a tener sed.