Las crónicas que se conocen nos narran que Ramón Correa asiste a misa muy temprano, mientras las tropas de Bolívar, acompañado por el coronel Manuel del Castillo y Rada, desde el alba se movilizaban por las colinas occidentales que dominan la Villa de San José de Cúcuta. Ramón Correa, parte al encuentro de los patriotas con más de 800 hombres bien provistos. Se sitúa a tiro de fusil de las colinas que ocupan los insurgentes y comienza la acción guerrera. La lucha fue muy encarnizada y reñida.
Llevaban cuatro horas luchando desde las nueve de la mañana y solo a la una de la tarde de aquel glorioso día, 28 de febrero de 1813, una carga a la bayoneta ordenada por Bolívar dio la victoria a los patriotas. Simón Bolívar alcanzo a escribir en su diario de guerra: “Todos nuestros soldados, oficiales se han cubierto de gloria pero muy particularmente el coronel Rivas, que mandaba todas las tropas de vanguardia y a quien la patria debe en este día una gran parte de su triunfo; como igualmente se señalaron el mayor Narváez, el capitán Lino Ramírez, comandante de las tropas de Pamplona; el comandante de vanguardia y por no hacer una larga enumeración diré en una palabra que todos, hasta los últimos soldados, han llenado honrosamente su deber. Jamás el enemigo logró hacernos retroceder un solo paso, no obstante, sus ventajas en artillería y caballería y posiciones dentro de la Villa”.
El 14 de mayo de 1813, Bolívar partiría hacia Venezuela en lo que se denominó: “la Campaña Admirable” por su ruta de triunfos y valentía, dejando al mando al joven militar sargento mayor del quinto batallón de línea, Francisco de Paula Santander.
Oriundo de Villa del Rosario, Santander mantuvo el control del valle de Cúcuta y sus alrededores, con tan solo 260 soldados reclutados entre los habitantes de las poblaciones del valle de Cúcuta, la mayoría infantes, y 30 soldados de caballería. Con ellos triunfó en San Faustino y Capacho, contra las guerrillas realistas de Aniceto Matute e Ildefonso Casas. Sin embargo, ocho meses después, la victoria patriota sobre el valle de Cúcuta se vio truncada por la derrota en el Llano de Carrillo, el 18 de octubre de 1813.
Propios y extraños reconocen en este hecho histórico un hito fundacional de la lucha independentista de nuestra Nación y que se consolida luego el 6 de octubre de 1821, cuando se crea la Constitución de Villa del Rosario, la primera de Colombia.
Pero hoy tenemos otras graves batallas como la ineficacia de quienes nos lideran; carecemos de personas capaces de llevarnos a la victoria sobre el enemigo que se viste de corrupción, estancamiento económico, social, político, económico y cultural.
En San José de Cúcuta, debemos pasar la bayoneta a la indiferencia, perseguir sin descanso la recuperación de la ciudadanía y el sentido de pertenencia para recuperar la dignidad de la ciudad, en la que la artillería sea el ornato y embellecimiento de las calles. Que no seamos derrotados por la barbarie, la violencia y la incapacidad de tomar decisiones a conciencia. Este aniversario nos debe volver a marcar el espíritu de héroes y patriotas que dieron todo por nuestras tierras de libertad. Estoy seguro de que tenemos el talante para logarlo.