Según la columna “El interés de la cucaracha” ,del Ingeniero Civil José Felix Lafaurie Rivera, publicada en este diario el 14 de noviembre en la posición animalista de dos concejalas de Bogotá se incurrió en exceso al momento de humanizar a unos seres tan despreciables y que llenan de terror a muchas personas, especialmente nosotras las mujeres. Son las cucarachas. Y en eso tiene mucha razón el presidente de Fedegán.
Esa moda de cuidar excesivamente a ciertos animales brindándoles comodidades, envidiables por muchos niños, es un acto que lleva a la reflexión hacia dónde va la verdadera solidaridad.
Pero, lo que extraña enormemente en este comentario del señor Lafaurie es la estigmatización que en los últimos años se ha cernido sobre los educadores, cuando en una clara alusión a los temas educativos plantea que desde las aulas se adoctrina sobre la ganadería “vinculando contenidos sobre presuntos efectos negativos del sector pecuario”, dando por descontado toda la evidencia científica al respecto. Y aún más grave es la continuación de esa manipulación neurolingüística aplicada, satanizado cualquier diferencia ideológica especialmente de la izquierda. Es momento ya de parar con estas campañas.
La intolerancia, el insulto procaz, la aversión hacia todos los planteamientos que no estén de acuerdo con los nuestros ha calado tan profundamente en las mentes y corazones de los colombianos que representan las causas de muchos asesinatos.
La educación juega aquí un papel preponderante. No es adoctrinar. No es manipular los pensamientos. Nunca. Desde las aulas, en todos sus niveles, se les enseña a razonar, analizar, ver los pro y contra de una situación, a investigar, a leer más, a expresar sus inquietudes, a criticar con argumentos. Si eso es adoctrinamiento, hago el llamado a todos los educadores a que lo sigan haciendo.
Con respecto a las implicaciones de contaminación ambiental producida por la ganadería, para nadie es un secreto que este sector es uno de los que mayor la produce.
Al respecto me permito citar algunas líneas del documento de la FAO, Organización de las Naciones Unidas para la alimentación y la agricultura, en su documento: Soluciones ganaderas para el cambio climático.
“Los productos ganaderos son responsables de más emisiones de gases de efecto invernadero que la mayoría de las otras fuentes de alimentos. Las emisiones son causadas por la producción de alimento, la fermentación entérica, los desechos de animales y el cambio en el uso de la tierra. Las cadenas de suministro de ganado representan 7.1 GT CO2 (gigatoneladas de dióxido de carbono equivalente)”, equivalente al 14.5% de las emisiones antropogénicas globales de gases de efecto invernadero (GEI). La ganadería bovina (carne de res, leche) es responsable de alrededor de dos tercios de ese total, en gran parte debido a las emisiones de metano resultantes de la fermentación rumial. Las emisiones de metano entérico representan el 30% de las emisiones mundiales de metano. Debido a que el metano es un contaminante climático de vida corta, la reducción de las emisiones de metano entérico puede ayudar a mitigar el cambio climático dentro de nuestro actual tiempo de vida”
Y también es cierto, como lo cita el nombrado columnista, existen alternativas para la disminución de estos contaminantes: “La FAO propone las siguientes tres formas para reducir sustancialmente las emisiones de la producción ganadera: mejoras de productividad que reducen las intensidades de emisiones; captura de carbono a través de un manejo mejorado de los pastos; una mejor integración ganadera en la bio-economía circular.”.
Fedegan, ha asumido este reto según el señor Lafaurie desde hace 10 años. Muy interesante conocer las estadísticas de este trabajo.