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La equidad funciona en el capitalismo
La equidad real, dar a cada uno según su capacidad y esfuerzo, es producto de economía de mercado y meritocracia.
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Sábado, 11 de Octubre de 2025

Existe un negocio, puramente capitalista, que de 450 trabajadores operativos activos directos, 360 son afroamericanos. También tienen trabajadores extranjeros, 125 actualmente de los cinco continentes. Muchos de ellos clasifican en la categoría de gente rica y varios son multimillonarios. Estoy hablando de la National Basketball Association de los Estados Unidos, la famosísima NBA, un negocio estrictamente privado y regido por las más crudas normas del mercado.

La asociación es el ente rector y propende por el impulso del negocio, porque sí, es un gran negocio, con más de 12 mil millones de dólares en ingresos en 30 franquicias. Los ingresos provienen esencialmente de derechos de televisión, patrocinios, venta de entradas y acuerdos comerciales, incluyendo mercadeo de marca, productos, publicidad y propaganda. Cada franquicia es una empresa en sí misma que cuenta con jugadores de nómina principal y jugadores secundarios que juegan en la llamada G-League, la liga menor de la NBA. Cada año se escogen en el llamado DRAFT  jugadores del basquetbol universitario, otras ligas y ligas extranjeras que quieren llegar a la NBA. Las franquicias tienen “cazadores” de talentos que van por todo el mundo reclutando jugadores.

Cada franquicia tiene un cuerpo de entrenadores, asistentes técnicos, médicos y terapistas, así como instalaciones de entrenamiento y administración. Tienen un gerente o presidente quien es el encargado de las negociaciones, que es todo un complejo grupo de medidas que hacen interesante no solo los partidos sino las negociaciones. Cada jugador tiene un contrato con su franquicia.

Hay tres tipos principales de contratos. Los contratos garantizados aseguran el pago completo del salario al jugador, independientemente de su desempeño. Los contratos parcialmente garantizados tienen una parte del salario asegurada, mientras que la otra parte está sujeta a condiciones, algo así como una prima de éxito. Los contratos no garantizados no aseguran ningún pago y el jugador puede ser despedido sin compensación. Además, existen contratos especiales como los contratos "Two-Way", que permiten a los jugadores jugar tanto en la NBA como en la G League. Estos contratos son negociables entre las franquicias, quienes pueden intercambiar jugadores, dinero y rondas del DRAFT, que se asignan cada año a los equipos. Hay contratos donde el jugador puede decidir a que sitio se intercambia y otros que no. Son jugadores NBA y acuerdan estas condiciones, por unos pocos o muchos millones de dólares al año. Hay fechas para cierre de negociaciones. Sin embargo, la NBA fija topes salariales por plantillas para que no solo los equipos muy ricos dominen la liga. El socio de Bill Gates, Steve Palmer, es dueño de una franquicia, Los Angeles Clippers, que acaban de construir un coliseo en Los Angeles que costó dos mil millones de dólares y es una verdadera joya arquitectónica y tecnológica. Sobrepasar los topes implica multas altísimas y otras sanciones. Todo equipo tiene su coliseo; las franquicias más pobres tienen coliseos arrendados.

Si le metiéramos el pensamiento Progresista en busca de “equidad”, primero buscarían hacer públicas las franquicias, los jugadores no se podrían tratar como mercancía, se buscaría que se impusiera la cultura woke y no importaría la calidad de cada jugador, sino su “condición” de género o “vulnerabilidad” o “minoría”. En el mundo Progre, importa la ideología, no la libertad individual ni la capacidad y el esfuerzo. Para ser jugador o jugadora NBA no importa ninguna cosa que no sea ser un gran jugador de basquetbol. Cabezas de la NBA hoy son un griego exvendedor ambulante en las calles de Atenas y otro es un camerunés, pobre en Camerún; no fue por su “condición” que llegaron a la NBA, sino por su impresionante juego. Se vuelven ricos basados en el esfuerzo, no en el “genero”.

Si a la NBA le cayera el virus Progre, esos afroamericanos y extranjeros seguirían siendo pobres, rogando recibir subsidios del Estado. La equidad real, dar a cada uno según su capacidad y esfuerzo, es producto de economía de mercado y meritocracia.


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