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La crisis de los controles
Pero para mí por ejemplo las expectativas eran grandes en materia de control político.
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Miércoles, 21 de Diciembre de 2016

En estos días de fin de año, los honorables concejales vienen dando parte de su labor exitosa. Quienes le hacemos seguimiento a la corporación desde tiempos inmemoriales, nunca fijábamos la atención en estas habituales frases del ritual de su medianía. Pero a esta legislatura de 2016 sí le hicimos seguimiento. Se trataba mirar el comportamiento, la competencia y la capacidad de estudio  de  los jóvenes concejales, que afectuosamente denominamos “primíparos”, algunos de ellos debutantes que generaron expectativas interesantes, por haber pasado por nuestra “academia Unilibrista”, habiéndose destacado por su talante  librepensador, inquietud y rebeldía, pues en el aula trataban de crucificarnos con la seriedad de sus discrepancias ideológicas. 

Obviamente las expectativas las irán llenado poco a poco, su inicio se debe enmarcar dentro de lo que el expresidente López Michelsen, llamó con desparpajo “el derecho al chamboneo”, que a muchos les pareció una expresión cínica para justificar los fracasos del mandato claro y a Yamit Amat una declaración de Estadista. Tendremos paciencia y esperanzas.

Pero para mí por ejemplo las expectativas eran grandes en materia de control político, que es la matriz de los otros controles institucionales. Uno puede dimensionar la calidad del control fiscal, deducido de la línea que le trace al contralor municipal, su elector que es el Concejo. Cuando se observa que el control fiscal es eficaz y exhaustivo con las miserias y las nimiedades y laxo y encubridor de los grandes procesos, de los grandes laudos arbitrales, de las grandes conciliaciones, de los grandes arreglos directos, de las pequeñas y medianas conciliaciones que sumadas totalizan miles de millones de pesos, pues uno queda frustrado en las grandes expectativas.

No hay justificación de tamaña laxitud. Todo se les ha cantado, desde la radio, desde la prensa escrita, lo propala “Radio Bemba” que es la más eficaz en difusión y la historia de las dos últimas administraciones anteriores. Afortunadamente esta última que preside César Omar Rojas Ayala, ha venido afinando el autocontrol per se, no ha permitido sombras de deshonestidad, pues el control interno heredado ni se siente ni entiende que  es una herramienta de gerencia y no ejercita sus cinco componentes: Ambiente de Control, valoración de riesgos, actividades de control, información y comunicación y monitoreo –On Going-,  que  también enseñamos en la academia.

Son muchos los aspectos que deben mejorar. Sobre todo en competencia. Hacía más de dieciséis años no visitaba el recinto del Honorable Concejo Municipal. Lo hice en esta legislatura con el ánimo de ilustrar sobre un proyecto de Acuerdo de carácter ambiental que se demoró, pero finalmente se aprobó. Percibí otra frustración. Ni se selecciona a los ponentes por su competencia ni encontré humildad para dejarse ilustrar. Confundir conceptualmente los conceptos de carácter privado de las donaciones definidas en el Código Civil, con los aportes públicos de las entidades estatales es un despropósito. Pero esas situaciones se dan en la corporación y son errores de directiva, por ello se deben elegir con criterio de sapiencia y  liderazgo, mas no de compromiso electoral.

¡Ah! y tener buena asesoría o practicar el “tallercito de Kelsen” en el que enseñamos como analizar el acto administrativo, determinando desde la motivación, que normas legales y constitucionales viola un proyecto de Acuerdo. Se corren menos riesgos y se cubren la espalda.

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