En estos días en los cuales se anuncia a los cuatro vientos el comienzo de la ejecución del Acueducto Metropolitano en la versión Ecopetrol o Documento CONPES 3798 de enero de 2014, surgió nuevamente el debate, entre quienes lo aceptaron como en el Boletín del Consumidor; “tal cual”, y quienes disentimos de tal versión por múltiples razones: unas técnicas, otras de marco legal y otros más, del llamado desarrollo humano, de tanto contenido social, económico y calidad de vida.
Mi disentimiento pues fue del marco legal, mis amigos ingenieros y gremiales del sector agroindustrial lo tienen desde el punto de vista técnico y los sociólogos, politólogos, trabajadores sociales, administradores públicos y de empresas, economistas y contadores difieren por los efectos de exclusión y marginamiento comunal que producirá.
A quienes disentimos nos discriminan antipáticamente por nuestro afecto al sueño “Cínera”, que utilizan como pretexto de su soberbia, para imponer la más absurda, inconsulta y antieconómica inversión, que si se da, asaltará el ingreso de los usuarios metropolitanos.
Los del sueño “Cínera”, creemos que es más económica la solución de conducción del agua por gravedad, desde el sueño y, ellos, partidarios de la costosa teoría de la “antigravedad” que es repulsiva, o la hipotética ley de la física de altas energías, que consiste en la repulsión de todos los cuerpos, en este caso el agua, en magnitud igual a la gravedad, de ahí la necesidad de las gigantescas motobombas para subirla con la utilización costosa de otras energías. Es tan inexistente la teoría de la antigravedad, que la llaman “ciencia de sofá”.
Cuando se van quedando sin argumentos, hablan como Júpiter tonante y lazan rayos y centellas, como cuando en una audiencia de la Gobernación, con vetos y maldiciones, Edgar dijo: ¡esto va, porque va y los documentos CONPES son inmodificables! Y enmudeció cuando le leímos la sentencia C-300 de 2012 y los lineamientos de modificación del DNP. Luego se pontificó sobre la inexistencia de estudios y se presentaron cinco, desde el original de HIDROTEC. Hubo una comisión que se quedó con ellos. Ayer averigüé y nadie sabe nada de nada. A buscar otra vez las copias.
William con muy buen criterio, expresó por ahí, que se destinarían unos $3.000 millones de pesos para reformular el sueño del Cínera y actualizar esos estudios. Dios quiera que cumpla.
Ayer, en una academia local, me repitieron una pregunta que daba vueltas en las redes. ¿Bueno y Cínera tiene cierre financiero? Como iba a clase de Teoría de las Organizaciones Públicas y portaba el manualito de la DNP, respondí con el mismo. Los sueños, jovencito, nunca tienen cierre financiero. Pero miremos el manual, para que responda la pregunta cada vez que se la formulen.
Todo cierre financiero de un proyecto de inversión pública, presupone lo siguiente:
El cuento.
La estructura de costos y fuentes de financiación.
Las fases y la financiación del proyectico.
Estudios y diseños y su relación con las fases del proyecto.
Y Hágale.
Después de que William cumpla con los aportes para reformular el proyecto y actualizar los estudios, hablaremos de la atormentadora pregunta de distracción sobre el cierre financiero. El Acueducto Metropolitano hoy, no tiene cierre financiero, dicen los medios que está por encima de los aportes iniciales. De pronto de la UCI de revisión del marco legal, tenga que salir con correcciones.
Adenda: El último estropicio que atemorizó a la gerencia pública regional, indica que hay crisis en asesoría jurídica en lo público. Y que la mejor manera de cubrirle la espalda a los gerentes públicos y a las juntas directivas es: con la verdad y la Ley.