La comidilla de esta semana se llama Juegos Panamericanos, esto sucede porque la sede que había sido otorgada a Barranquilla y ratificada con la entrega de la bandera panamericana a los representantes de la ciudad y del país, Jaime Pumarejo alcalde y Astrid Rodríguez ministra del deporte, el 5 de noviembre pasado en Santiago de Chile, les fue arrebatada por incumplir compromisos económicos con el organismo que agrupa a los países miembros.
Así que, Barranquilla se quedó sin la sede de estos juegos previstos para el año 2027. Se han oído diversas versiones sobre lo sucedido y sobre quiénes son los responsables del hecho bochornoso que afecta a esa ciudad y el país.
Hoy todavía no se conocen con certeza a los causantes porque todo ha caído en el habitual “fue que que fue que” y nadie reconoce su culpabilidad. Los dineros estaban destinados en un anteproyecto del gobierno anterior, el ministerio del deporte tuvo conocimiento de estas justas deportivas desde el empalme con el saliente gobierno, existen las actas. La ex ministra María Isabel Urrutia insiste en dar otra versión.
La actual ministra habla de la falta de recursos, pero otra acta del 7 de noviembre del año anterior evidencia que sí se disponía del dinero para cumplir el compromiso pactado a través del Comité Olímpico Colombiano. Aclara el mismo documento que la cofinanciación corresponde 60% al gobierno nacional y 40% al gobierno local, es decir a Barranquilla.
Los VI juegos panamericanos fueron organizados por Cali en 1971 y tuvieron éxito a pesar de las circunstancias adversas de la época y fueron un punto de partida para el desarrollo de la capital deportiva de Colombia. Quienes se oponen a la realización de este tipo de certámenes invocan como razón principal su costo, porque esos dineros podrían destinarse a la atención de la población infantil o solucionar los problemas de muchas familias en zonas deprimidas del país.
Argumento más o menos parecido con el cual se renunció a la sede del campeonato mundial de fútbol en 1986, los dineros que se tendrían que invertirse serían destinados a construir escuelas y carreteras, pero ni una ni otra cosa ocurrió, solo que Colombia no fue capaz de realizar ese torneo de gran envergadura.
Ahora después del ojo afuera, vienen los recursos de última hora, un ruego al organismo rector para que eche atrás la determinación tomada y la asamblea general de febrero ratifique a Barranquilla. El presidente Gustavo Petro, artífice del actual estado de cosas con relación a estos juegos, envió una carta al comité ejecutivo de esa entidad en los siguientes términos: “Como presidente de la República y jefe de la administración, me dirijo a ustedes para manifestar nuestra voluntad y compromiso de superar cualquier obstáculo que haya dado lugar a la decisión”
Y si no se hacen los juegos ¿Qué perdemos? Perdemos visibilidad internacional, perdemos posibilidad de ingresos para sectores turísticos y economías locales, perdemos en adecuación y construcción de escenarios deportivos para nuevas generaciones, perdemos fogueo internacional para muchos atletas, perdemos credibilidad internacional, perdemos la posibilidad de mostrar lo mejor de Colombia, perdemos la posibilidad de empleo e impacto social, perdemos la posibilidad de unir a muchos colombianos en una causa, perdemos futuro. Esa es la respuesta de la doble medallista olímpica Mariana Pajón a ese interrogante.
Si se recupera la sede será para hacer unos juegos de lujo y ganar con ellos. No obstante, se debe conocer con suficiente claridad quienes fueron los responsables de los hechos que hoy son el centro de debate y ponen en entredicho la eficacia del actual gobierno.
jorgepabonl@yahoo.com
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