Desarmar la violencia, desarmar la palabra de odio y rencillas acumuladas es la tarea grande que tenemos todos los colombianos por cumplir. Ante afrentas sufridas, desplazamientos forzosos, asesinatos, secuestros ocurridos en esta fase oscura de nuestro país sabemos muy bien que las victimas se pueden convertir en victimarios porque nuestros impulsos agresivos se trasladan, rememoran y estallan. La instauración de la memoria histórica nos conduce a que no cometamos los errores del pasado, y lo más importante a que las nuevas generaciones asuman también el compromiso de ser gestores de paz. En este sentido, el departamento de Norte de Santander, está cumpliendo una loable labor con el funcionamiento del Centro de Inspiración para la Paz, dentro de los programas establecidos por la Secretaría de Victimas, paz y postconflicto.
La economista Nohelia Martínez Hernández, es en su cargo de Coordinadora del Centro la joven que impulsa este programa en nuestra ciudad. El centro, creado desde el 2015, ha empezado con todas sus estrategias desde este mes de mayo, como son las pedagogías por la paz, la sala de exposiciones, el taller de reconstrucción de memoria histórica, Cine foros, Mesa de trabajo de memoria histórica del departamento y actividades culturales.
Sembrar la semilla de la concordia, de la solidaridad, del respeto, del amor hacia los semejantes es la pedagogía para la paz, y en este plan están comprometidos jóvenes profesionales de Trabajo Social de las Universidades Francisco de Paula Santander y la Simón Bolívar quienes con acertada orientación logran que los cientos de estudiantes que han accedido a este taller despierten su conciencia hacia el papel que todos debemos cumplir.
Es un momento de reflexión, de empatía hacia los que han sufrido en carne viva el conflicto y esto hace grande el espíritu. Y de esa grandeza, sembrada poco a poco, la esperanza de un país no violento se erige con fuerza. Y eso es lo que deseamos todos.
Otra de las activas profesionales del centro es la doctora Mildred Laino Niño, quien también atiende en forma solícita a todos los estudiantes, de más de 50 colegios que han participado en este proyecto, y se espera cubrir mucho más y expandirlo con la creación de 6 centros en diferentes municipios.
En el Zulia, ya se viene trabajando con la Asociación de Mujeres campesinas e indígenas (Amuci) ofreciéndoles asesoría jurídica, atención psicosocial, y capacitación en temas de proyectos. En Tibú también se ha empezado la tarea.
Son estos espacios los que brindan la oportunidad del reencuentro de la verdad y permiten la mediación, despojándose de agresividad y modificando nuestras estructuras cerebrales para actos que solo conduzcan al bienestar general. Bienvenidos sean todos los actos que vayan sembrando esas semillas de paz.