Como es suficientemente conocido el Banco de la República tiene la misión de administrar las reservas internacionales del país, desde su creación en 1923. Ha sido el manejo que no ha tenido crítica alguna durante su ya larga existencia.
Las reservas internacionales son los activos en moneda extranjera, fundamentalmente las divisas como el dólar americano, el euro, la libra esterlina, el yen japonés, etc, existiendo, también, un muy pequeño porcentaje en oro y otros activos. Es decir, son los medios de pago internacional.
Las reservas se han acumulado a través del tiempo y son el resultado del valor recibido por las exportaciones colombianas de bienes y servicio menos las importaciones y del flujo neto (ingresos menos egresos) de las llamadas operaciones financieras internacionales: endeudamiento externo público y privado e inversión extranjera, tanto la que llega a las empresas (directa) como la que llega a la bolsa de valores (portafolio o “capitales golondrina”).
Es decir, el saldo acumulado refleja el nivel de ingresos y egresos que tiene nuestro país con el resto del mundo en las diferentes operaciones (comerciales y financieras) y su nivel óptimo debe permitir, fundamentalmente, que esas operaciones, tan necesarias en el actual mundo globalizado, se lleven a cabo sin ninguna limitación, sin ningún “cuello de botella cambiario” o de reservas.
Debe existir, siempre, un saldo que permita que podamos importar los bienes y servicios del exterior, pagar los intereses y las cuotas de amortización de los préstamos, devolver, cuando corresponda, el capital invertido aquí y sus dividendos. Si no tuviéramos ese saldo adecuado no nos venderían bienes y servicios del exterior, no nos prestarían divisas desde allá, ni invertirían en nuestra economía. La carencia de medios de pago aísla a cualquier país.
Como muchas cosas en la economía, existen modelos que tratan de calcular el nivel óptimo de reservas internacionales arrojando diferentes valores. En la práctica lo importante es que el país siempre pueda cubrir con suficiencia sus obligaciones financieras y éstas serán mayores o menos según el saldo de la deuda externa y de la inversión extranjera Adicionalmente, debe prever, en un ejercicio de prospectiva, cuál será el saldo comercial esperado de acuerdo con el crecimiento económico interno.
Por lo tanto, si un país ve crecer su deuda e inversión externa y prevé un mayor saldo negativo de las llamadas exportaciones netas (exportaciones menos importaciones) lo más conveniente es que también paulatinamente aumente sus medios de pago internacional. Esto es lo que ha hecho nuestro banco central desde octubre del año anterior hasta la fecha en un 4%.
Como la acumulación de reservas implica también emisión monetaria que podría afectar la meta de la inflación, nuestro banco central se ha cuidado de que el aumento de la oferta monetaria no sea proporcional al incremento de las reservas; efectivamente el aumento del dinero en Colombia en el mismo período solamente ha sido del 0.5%; para ello ha hecho uso de los instrumentos de control monetario.
A propósito del Banco de la República, el próximo martes 11 de junio en el auditorio Josimar Calvo de Villa del Rosario a partir de las 9 a.m. se realizará un evento académico en nuestro departamento, mediante el cual la Academia Colombia de Ciencias Económicas, la Federación Nacional de Estudiantes de Economía, la Asociación Nacional de Programas de Economía y en este caso la Universidad de Pamplona se unen a la celebración por parte de los programas de economía del país de los casi 101 años de creación de nuestro banco central.
Al día siguiente será en el teatro Jáuregui en Pamplona, 9 a.m. Serán bienvenidos los profesores y estudiantes de economía y de las áreas afines de todo el departamento.
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