Que el señor presidente es un político de obsesiones lo revela la designación de sus ministros de Educación y Salud. Quiere cumplir con el discurso de campaña como dé lugar. Para ello trajo a Alejandro Gaviria de la más rancia estirpe neoliberal. Un egresado de EAFIT de Medellín, director de Planeación del gobierno conservador de Andrés Pastrana y de Salud de Juan Manuel Santos que había rectificado y demostrado la sostenibilidad financiera del sistema regulando la adquisición de nuevas tecnologías e interviniendo la industria farmacéutica. Petro busco calidad y eficiencia en su ministro, no obstante, su matrícula, lo cual ha hecho respetable su obsesión. Y Ministerio de Salud, descubrió a la locuaz Doctora Carolina Corcho Mejía, médico Magíster en Ciencia Política de UNAL.
El discurso del candidato prometía eso y ahí llegó con sus 152 artículos y el cambio hacia una salud para la vida, con el adobo de la segmentación, que es una forma peculiar de la descentralización en un Estado unitario, que viene dando felicidad a muchos alcaldes y gobernadores del caribe colombiano.
El otro día desde aquí dijimos que segmentar, es peligroso porque democratiza en exceso la corrupción con el criterio populista de cerrar las brechas territoriales en la salud, corrupción enquistada en el actual manejo del 70 % de los recursos Adres que ahora pasará al 100%, promocionando programas regionales de prevención, de control, de provisión y prestación de servicios integrales de salud individuales y colectivos, como lo describió este diario, con gobierno y trabajadores dentro de la mayor cordialidad.
¡Que dicha, como dicen las señoras del Voluntariado!
Como se ve, el gobierno del señor presidente si es como lo pintó. Ahora, en materia de Educación sucede algo similar. El aumento de la cobertura es un buen pretexto para atender las brechas del sector que tienen también su adobo: la pandemia del Covid y así agregarle la calidad.
Todo va bien y en el sector de la Superior, resulta importante el aumento presupuestal, lo grave es no implantar medidas paralelas de control, pues allí con los disfraces de la reelección sigue pululando la corrupción.
En este asunto el señor presidente insiste en la segmentación, con territorios con promedios de 20.000 personas con equipos médicos de asistencia rutinaria a las familias que los integran. Le preocupa que solo 6 de cada diez colombianos en edad escolar asistan a establecimientos de educación.
Que solo 44 niños de cada 100 terminan la secundaria. ¿Qué políticas, implementará? Esperamos las estrategias neoliberales de Alejandro Gaviria, porque el tigre si es como lo pintan.