Que Gustavo Bolívar y Gregorito Pernía, hayan dicho que los cucuteños somos unos “hijueputas y paracos” no pasa de ser una injuria atenuada, porque solo repitieron “El sambenito” con que nos vistieron en Colombia desde 1999.
Ese año llegaron los hombres de Castaño a petición del “Papo”. Finalizando el gobierno del ocho mil la seguridad en Colombia se volvió trizas. Pastrana encontró a Colombia así y el Monopolio de la Fuerza que debían ostentar nuestras fuerzas militares, se rompió y hubo grupos “paralelos” de las Farc, del ELN, del EPL y estos “paracos” que llegaron a Cúcuta y pasaron al Catatumbo.
En 2002, los paracos secretamente se convirtieron en los infantes de “ralito”, una unión con políticos de todos los pelambres, que tenían un fin similar al paramilitarismo de las FARC y de los otros: “defender a los del pueblo, y refundar a Colombia”. Pero miren ustedes, se desmovilizaron, se acogieron a los rituales impuestos desde el nivel central, y desaparecieron esos paramilitares de Castaño y de Mancuso por arte de la amnistía y el sometimiento a la justicia.
Entonces ellos quedaron limpios y los cucuteños nos quedamos desde entonces con el “Sambenito” de paracos e hijueputas, que repiten para injuriarnos, como las aves canoras Gregorio Pernía y Gustavo Bolívar.
“El Sambenito”, en la historia de la Iglesia católica antigua, era una prenda que debían utilizar los pecadores arrepentidos, los penitentes católicos, para demostrar su arrepentimiento por sus faltas, sus sacrilegios, sus pecados mortales y los veniales y hasta los capitales como; la lujuria, la pereza, la gula, la ira, la envidia, la avaricia y la soberbia. Luego en la terrible Inquisición española también les impuso esa prenda, ese vestido, a los condenados por ese Santo Tribunal.
Hoy, cuando escuchamos ese “sambenito”, nos injuria y nos indigna, en nuestro caso Cucuteño, pues cargamos injustamente con el “sambenito de paracos e hijueputas”, que nos restriega paradójicamente los cucuteños Pernía y Cuadros y el advenedizo libretista Gustavo Bolívar. Cuando los paracos se amnistiaron; se volvieron de mejor familia. Así que ya no les pedimos, ni rectificación, ni perdones, sino que nos lo descuelguen el “sambenito”, pues por su culpa nos indispusieron contra Gustavo Petro, que tuvo que recibir múltiples disparos de opinión en su contra.
El otro Sambenito que nos vienen imponiendo y queremos que no lo descuelguen, es el de señalar a Ramiro Suárez Corzo como el alcalde paralelo de Cúcuta, cuando la realidad es otra. Tal vez los más enconados críticos que el tuvo en su administración, somos los que estamos conceptuando sobre los temas candentes de la ciudad, enfrentados con los poderes más arrogantes del nivel central, de manera prudente, callada y sin temores.
La amistad por lo demás, con el exalcalde no tiene más códigos y reglas que las de la lealtad y eso, se sale de la esfera de lo público. ¿Hay norma Constitucional y legal, que regule la amistad? Claro que somos amigos de Ramiro Suárez, con más autoridad moral, que la fingen quienes mendigaron en el pasado y mendigan ahora su apoyo electoral.¡ Así que nos descuelguen el “sambenito”!