
En el corazón de nuestras ciudades laten historias de compromiso, resiliencia y trabajo colectivo, que a menudo permanecen invisibles. El Premio Cívico por una Ciudad Mejor se ha convertido en un faro que ilumina estas iniciativas, reconociendo y fortaleciendo el poder transformador de la ciudadanía.
Durante más de una década, este premio ha demostrado que la innovación social, cuando nace desde y con las comunidades, tiene la capacidad de generar soluciones a problemas sociales y potenciar el desarrollo urbano. Las cifras hablan por sí solas: más de 240 organizaciones sociales han sido acompañadas, y más de 1.270 millones de pesos en capital semilla han sido invertidos en sus proyectos.
Pero más allá de los números, lo que realmente resalta es el espíritu de colaboración que impulsa esta iniciativa. Fundaciones empresariales, universidades, medios de comunicación, cámaras de comercio y organizaciones de la sociedad civil se unen con la convicción de que sólo a través del trabajo conjunto se pueden construir ciudades más justas, equitativas y resilientes.
La expansión del Premio Cívico a nuevas ciudades como Jamundí y Candelaria es un testimonio de su relevancia y el creciente reconocimiento al papel fundamental que tienen las organizaciones sociales en el desarrollo de sus territorios. Son ellas quienes comprenden de primera mano los retos y oportunidades de sus comunidades, y quienes diseñan soluciones sostenibles y transformadoras.
El compromiso con la participación ciudadana es crucial en un contexto global que demanda soluciones locales. El Premio Cívico, al visibilizar y potenciar la labor de las organizaciones de base, fomenta la réplica de buenas prácticas y la creación de redes de apoyo. Así se genera un ecosistema virtuoso donde el conocimiento fluye, las experiencias se comparten y el impacto positivo se multiplica. Todo ello contribuye a fortalecer los cimientos para construir una ciudadanía más activa y consciente de su poder.
En un momento en que la desconfianza y la polarización amenazan con fragmentar el tejido social, el Premio Cívico nos recuerda la importancia de creer en la ciudadanía como protagonista del cambio. Nos invita a sumar esfuerzos, a compartir esta convocatoria, a postular, a acompañar y a visibilizar esas historias de transformación que nacen desde un ejercicio de innovación, que cuando se realiza desde y con las comunidades, potencia el desarrollo, genera soluciones a problemas sociales y puede ser replicada.
Por ello, la invitación trasciende la participación individual. Es un llamado a que cada actor en nuestro ecosistema, desde el sector público hasta el privado, desde la academia hasta el ciudadano de a pie, se reconozca como parte esencial de esta construcción colectiva. Juntos, no solo amplificamos el impacto de cada iniciativa, sino que sentamos las bases para una sociedad más equitativa, donde la innovación y la solidaridad son las piedras angulares de un futuro próspero y sostenible.
En definitiva, el Premio Cívico no es solo un reconocimiento, sino una inspiración y un llamado a la acción. Nos muestra que una ciudad mejor es posible, siempre y cuando estemos dispuestos a trabajar juntos y a confiar en el poder de nuestra gente. La invitación es a seguir sumando y promoviendo iniciativas como el Premio Cívico. Porque una ciudad mejor no se construye desde arriba, ni desde afuera. Se construye desde adentro y desde lo colectivo.
*Presidente de la Fundación WWB Colombia.
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