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El día después
En toda América Latina se han tenido en las últimas décadas gobiernos de izquierda.
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Domingo, 19 de Junio de 2022

Si no tenemos sorpresas en la jornada de hoy, Gustavo Petro sería elegido como presidente de los colombianos, según señalan todas las encuestas de esta semana, cuya divulgación está prohibida. La ventaja es amplia. Termina así una larga y agotadora campaña que tuvo su primera vuelta en marzo, la segunda en mayo y hoy la tercera. Una campaña que Petro arrancó la misma noche de su derrota hace 4 años, al asumir su papel de jefe de la oposición al pésimo gobierno. Al final esta sería una elección que normaliza nuestra democracia y garantiza el principio esencial de la alternancia del poder. Los ciudadanos hastiados del mal gobierno se movilizaron en la primera vuelta a apoyar al contendor de Duque de hace 4 años, que se mantuvo en forma permanente y creíble en la oposición.

A partir de mañana entonces comenzaría con Petro una histórica era de verdadero cambio en Colombia. Por primera vez en más de 200 años, el país tendría un gobierno de izquierda democrática. En toda América Latina se han tenido en las últimas décadas gobiernos de izquierda, unos buenos, otros regulares y algunos muy malos. Colombia ha sido la excepción por un miedo muy arraigado en la mayoría de la población, que asociaba izquierda con la lucha armada. Tras el acuerdo de paz y la desaparición de las Farc como movimiento armado, esos temores comenzaron a disminuir y nuestra democracia se amplió y profundizó, a pesar de que no se ha cumplido con la reforma política y electoral contemplada en los acuerdos.

Gran responsabilidad asumiría Gustavo Petro a partir de hoy con este mandato de cambio. Millones de compatriotas excluidos y de jóvenes ilusionados esperan un gobierno distinto, más diverso, plural e incluyente, que pueda impulsar con efectividad las reformas que esperamos hace décadas, sin que ese cambio implique dividir aún más una sociedad muy fraccionada desde hace años. Un nuevo gobierno de Petro debe buscar amplios consensos para avanzar, para cambiar el país, no para seguir en las mismas. El mandato del 29 de mayo de los colombianos fue contundente en favor del cambio y el de hoy será el de la unión. Un cambio para unir a los colombianos, no para seguir en esta pelotera. Debemos unirnos sin sacrificar el cambio. Ese equilibrio entre la emoción del cambio y la tranquilidad de la unión, será el mayor reto de un eventual gobierno del Pacto Histórico.

Y el primer paso en la dirección correcta lo dio Petro candidato el pasado viernes al abrir la posibilidad de construir un acuerdo nacional. En muchas ocasiones se ha planteado y todos los nuevos gobiernos hablan de ello, pero nunca se avanza por cuenta de las peleas políticas, los intereses particulares, el temor al cambio y la intransigencia del gobierno de turno. Al convocar a militares retirados, trabajadores, juristas, académicos, empresarios y dirigentes de centro izquierda que no lo acompañamos en la primera vuelta, Petro abre la puerta a discutir con seriedad las reformas que requiere el país con urgencia. Una conversación la próxima semana con Rodolfo Hernández, Sergio Fajardo y Federico Gutiérrez, sería muy conveniente para el próximo gobierno y para el país.

Se enviaría un mensaje tranquilizador a los colombianos y la comunidad internacional si antes de la posesión del nuevo Presidente los distintos sectores políticos podemos dialogar y buscar consensos mínimos en materias como una nueva reforma tributaria progresiva y equitativa, la necesaria reforma pensional y una verdadera reforma política y electoral, así como construcción de una paz completa con la implementación del acuerdo con las Farc, negociación con el Eln y el sometimiento a la justicia del clan del golfo. El mismo Petro en las últimas semanas ha insistido en la necesidad de un acuerdo nacional y ha planteado un cambio que no signifique un salto al vacío para el país. Si finalmente gana con contundencia, como esperamos que suceda hoy, la otra mitad del país debería apostar al éxito de su gobierno y no a su fracaso.

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