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Eficiencia y equidad
Vale la pena reflexionar sobre este cambio propuesto porque realmente ha causado un cambio de comportamiento positivo.
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Sábado, 5 de Marzo de 2016

Los expertos que elaboraron la propuesta de reforma tributaria proponen gravar los dividendos, aumentar la renta presuntiva de 3 por ciento a 4 por ciento y elevar el impuesto de ganancia ocasional o de capital. Esto último llama la atención pues la reducción de dicho impuesto a la tarifa vigente de 10 por ciento de la ganancia había logrado que los que venden activos ¡declaren esa ganancia! Esto se perderá con el aumento de tarifas que han propuesto.

Vale la pena reflexionar sobre este cambio propuesto porque realmente ha causado un cambio de comportamiento positivo. La gente prefiere ahora pagar el 10 por ciento de ganancia de capital que hacer maromas y trampas en el exterior. Si se eleva la renta presuntiva a 4 por ciento del patrimonio líquido del año anterior, como proponen los expertos, la ganancia nominal de capital tiene que ser muy grande para dar frutos en términos reales, otra razón para no subir la tarifa.

Por ejemplo, si un activo se vende después de 10 años a un precio que genera una ganancia del orden de 156 por ciento del valor de adquisición (lo que implica una rentabilidad de 10 por ciento anual), y paga cada año impuesto sobre la renta presuntiva de ese activo e impuesto de ganancia ocasional al final, el inversionista puede no recuperar su inversión porque el flujo de caja descontado de esa operación es inferior al precio de adquisición, aún con tasas de descuento inferiores al 10 por ciento.

En otras palabras, el efecto combinado de la renta presuntiva y el impuesto a la ganancia de capital es un desestimulo a la inversión.

En el caso de inversiones en activos de renta fija, el régimen vigente grava solamente la rentabilidad real, por encima de la inflación. El aumento de la renta presuntiva puede traer como consecuencia que se grave parte de la inflación, lo que causaría que los activos se desvaloricen porque no conservarían su capacidad adquisitiva.

Como consecuencia de esto, los emisores de estos valores tendrán que aumentar la rentabilidad de los mismos elevando el costo de capital para las empresas, la tasa de interés en la economía e induciendo pérdidas de capital de los tenedores de esos títulos. Para la clase media, el aumento de la renta presuntiva es de gran impacto pues afecta negativamente los dos activos en los que generalmente invierten las familias de ingreso medio: títulos de renta fija y vivienda.

El impuesto a los dividendos se había suprimido en los años 90 con la idea de propiciar la inversión en acciones de pequeños inversionistas y propició la de los grandes capitalistas.

Los expertos recomiendan restablecerlo precisamente por esto último, y no hay duda de que ese impuesto afecta negativamente a los colombianos en el 1 y el 0.1 por ciento más elevados de la distribución del ingreso, pero contribuirá a aumentar el costo de capital de las empresas, posiblemente también a aumentar su endeudamiento y hará caer los precios de las acciones.

Quizás hay maneras más eficientes de aumentar la tarifa efectiva de impuestos que pagan los colombianos más ricos sin causar traumatismos en la estructura financiera. A veces se sacrifica la eficiencia a favor de la equidad pero hay maneras de mejorar la equidad sin efectos colaterales negativos.

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