2050, marca el final de la explotación de hidrocarburos en Dinamarca. Con este anuncio en diciembre del año pasado este estado europeo da un paso pionero al fortalecimiento de nuevas tecnologías amigables con el medio ambiente. Aunque no es gratuito que este país nórdico haya fijado este límite para suspender totalmente el uso del petróleo. Lo que en realidad sucede es que sus reservas han descendido notablemente y los que posee en el mar del Norte no es atractivo económicamente para su explotación. Obligados prácticamente a tomar esta decisión el mencionado país incursiona en metodologías menos invasivas que aspira a consolidar a partir de esa fecha.
El caso de Dinamarca se repetirá mundialmente por cuanto los hidrocarburos todos los sabemos muy bien provienen del petróleo y este es un recurso no renovable. Los países, en especial los desarrollados, vienen implementado desde hace años las diferentes formas de obtención de energía como la eólica, la de biomasa, la hidráulica, la solar, el biogás la mareomotriz, y la geotérmica en una clara demostración de la inclinación hacia un desarrollo sostenible.
Proyectos tan inverosímiles como los cables submarinos que transporten energía de un país a otro se vienen estudiando desde hace más de una década y parece que ha llegado el momento de ejecución. En los países en despegue a ese desarrollo económico y social nos falta camino por recorrer y recibimos los vestigios de productos activados por hidrocarburos. Es el caso del sector automotriz, donde los colombianos aún sujetos a los hidrocarburos ven a futuro lejano la aplicación de una política agresiva que impulse híbridos o automotores que funcionen con electricidad, gas natural u otros mecanismos menos contaminantes.
La llegada de estos automotores ha sido lenta. La meta es tener 600.000 vehículos en circulación en 2030. Bogotá avanza con la compra de flotillas de buses 100% eléctricos. Sin embargo, los precios inaccesibles para el común de los ciudadanos no han permitido su masificación, aunque se cuenta con descuentos especialmente en el Iva. Por lo anterior, estamos muy distantes de una pronta agenda de cambio del sector automotriz y realmente es preocupante por cuanto con las disposiciones ambientales en Europa los países latinoamericanos se verán invadidos por carros a precios más accesibles, con mayores facilidades de pago, pero impulsados por gasolina.
Por lo tanto, la implementación de técnicas de energía no contaminantes es un tema álgido, que dará mucha tela para cortar aún más cuando nuestra nación sigue promoviendo la explotación petrolera e impulsa el fracking que genera controversia.
Al respecto, siempre estarán los que apoyan y los detractores, pero lo cierto es que deben establecerse sistemas de monitoreo con técnicos competentes absolutamente distantes desde el punto de vista económico de las compañías.
Colombia necesita de un estado que priorice el medio ambiente resaltando la riqueza en biodiversidad, pero ejecutando programas salvaguardándolo; que constituyan una bandera de identificación donde todos los ciudadanos también participemos activamente.