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Una de las décadas más violentas de Colombia fue la de los 80 cuando la lucha contra la mafia del narcotráfico dejó muchos muertos.
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Domingo, 19 de Noviembre de 2023

Para entender algo de la historia distópica de Colombia, como si se tratare de un juego cruel, muchos de nuestros acontecimientos están marcados entre dos extremos particulares: la violencia y el deporte. Hemos vivido varios momentos de nuestra vida que van de un lado a otro. No es sino tratar de entender lo que ha vivido en los últimos días Colombia y el jugador Luis Díaz, el secuestro de su padre, la vergüenza mundial que sufrimos por esa infamia, lo que podemos pensar hoy los colombianos sobre la credibilidad de un acuerdo de paz, y de remate, la liberación del “Mane Díaz”; como si se tratare de una tragedia griega, el cierre, la apoteosis en el Metropolitano con los dos goles de Lucho que le dieron el triunfo a Colombia por primera vez en una eliminatoria frente a Brasil. Un guión difícil de imaginar, que fue como una reivindicación de Lucho: “ustedes señores del ELN secuestraron a mi padre, yo respondo con goles”. Increíble, hace ya cerca de 30 años Colombia vivía una tragedia que diferente a la de ahora, terminó en crueldad, en un acto de barbarie. En 1994 en el mundial de fútbol de Estados Unidos, hubo un momento en que Colombia le ganaba fácil a cualquier rival que le interpusiera en su camino. Llegamos a creer que íbamos a ser campeones del mundo y el desencanto vino muy rápido. Fuimos el primer equipo eliminado del mundial y la tragedia vino a los pocos días, el asesinato del jugador Andrés Escobar por haber hecho un autogol. Recuerdo un titular de un periódico de aquellos aciagos días: “La Fifa está atónita”

Una de las décadas más violentas de Colombia fue la de los 80 cuando la lucha contra la mafia del narcotráfico dejó muchos muertos. De los momentos de redención, nuevamente de la mano de nuestros deportistas, cuando nuestros ciclistas empezaban a figurar en el Tour de Francia. No es sino recordar aquella etapa épica como la tituló el periódico francés L´equipe, en aquel recorrido en el que se disputaron esta, Lucho Herrera, Fabio Parra e Hinault. Estudiaba en Francia por aquellos años, y los colombianos éramos felicitados en una estación de metro, o en la calle por nuestros ciclistas, emotividad que para que viniere de un francés, era casi que fantasioso. En los años 70 el triunfo de “Pambelé” para convertirse en el primer campeón del mundo, fueron otros momentos de alegría para un país como Colombia en el que nuestra cotidianidad con frecuencia es cruel, como sucede ahora con ese esfuerzo de tratar de construir una paz con grupos guerrilleros que no creen en su país, que no creen en su historia, insurgencia que se burla de la gente de Colombia, y peor aún, algunos de los ministros de este país también se burlan e insultan al país, como lo hizo el ministro Velasco con sus lamentable opinión de que a la guerrilla debíamos financiarla. Sin duda un ministro imbécil. Afortunadamente tenemos deportistas que ayudan a matizar esas impertinencias ministeriales. 

Lo que hacen nuestros deportistas es admirable. Una evidencia de ello no es sino mirar las condiciones del coliseo “Eustorgio Colmenares”, lleno de goteras, con una estructura deteriorada, y lo mejor del cuento, de ahí han salido dos campeones mundiales: Yossimar Calvo y Ángel Barajas, este último admirado por gimnastas de Italia e Inglaterra en el último mundial en Turquía. Que tal que en Colombia existiera una política pública de ayuda a los deportistas. Y ahí sigue la historia, por el Cúcuta deportivo alcanzó a pasar el “Tino” Asprilla, Arnoldo Iguarán, la “Bruja” Verón; nuestras tenistas Fabiola Zuluaga y Camila Osorio que afortunadamente con sus logros nos sacan por momentos de esta dura realidad, y dejan de lado esas propuestas estúpidas y vergonzantes como las del ministro Velasco.

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