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Compromisos éticos: preguntas
Se abrazan, hay pulgares arriba y sostienen en el centro la bandera del estado de Israel. Viajaban a enlistarse en su ejército el 9 de octubre.  
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Viernes, 24 de Noviembre de 2023

¿Cómo entender las imágenes del genocidio palestino que circulan en las redes? Fotografías y videos con cadáveres amontonados, personas buscando a sus congéneres bajo los escombros, ráfagas y explosiones. Este archivo de la desidia que llega, se observa con dolor o morbo y se comparte, muchas veces con irrespeto a las víctimas, se ha convertido en parte central de la experiencia de quienes atestiguamos el exterminio que comete el estado de Israel. Sin embargo, hay una fotografía en particular que me ha perseguido: más de una decena de jóvenes, hombres y mujeres, sonríen frente a la cámara cerca de una puerta de embarque para su próximo vuelo. Se abrazan, hay pulgares arriba y sostienen en el centro la bandera del estado de Israel. Viajaban a enlistarse en su ejército el 9 de octubre.  

Cuando la vi me generó un nudo en el estómago y la sensación se mantiene aunque ha pasado más de un mes desde su circulación. Inicialmente pensaba ¿cómo entender que un grupo de jóvenes, que nacieron y se criaron en un país diferente, hayan decidido viajar a Israel so pretexto de proteger esa nación? Le di vueltas varias semanas pero algo me decía que no estaba haciendo la pregunta correcta, mis interrogantes todavía no tocaban la raíz de mi incomodidad. Hablando y escuchando a otras personas caí en cuenta de que la pregunta es ¿cómo entender que un grupo de jóvenes se enliste en un ejército para matar? Finalmente, la contracara de proteger la nación es acabar con sus enemigos. Más bien, la contracara es producir el enemigo, esos cuerpos peligrosos, y luego someterles por medio de la violencia. Justamente el resultado que vemos en nuestras pantallas: todo un pueblo tachado de terrorista, cuya presencia física, memoria y conocimientos deben ser eliminados, estigmatizándoles de todas las formas posibles para socavar cualquier avistamiento de solidaridad. Esos y esas jóvenes, en países del otro lado del océano tomaron la decisión de ser parte activa de todo esto. Como esa foto hay varias.

Comparto estas reflexiones para vincularlas con mi anterior columna en torno a las obligaciones éticas que se elevan a quienes atestiguan la violencia. Conjuntamente con cualquier posibilidad de demostrar nuestro rechazo, debemos reflexionar sobre las preguntas que nos estamos haciendo. ¿Nuestras preguntas nos dan las herramientas para navegar esos archivos de la desidia a fin de honrar la vida y resistencia del pueblo palestino? ¿Nuestras preguntas nos llevan a situar en un contexto histórico y político el genocidio que estamos atestiguando? ¿Nuestras preguntas nos permiten llamar las cosas por su nombre? ¿Nos empujan a construir solidaridades? ¿Tenemos el lenguaje para elevarlas? ¿Nos empujan a construir un nuevo lenguaje o nos obligan a buscar qué esfuerzos se han llevado a cabo para este propósito? La objeción como postura política debe movilizarnos a hacer extraño los supuestos y, como me ocurrió con el ejemplo anterior, ese laberinto se recorre en colectivo. De lo contrario las implicaciones son altas. Desde el río hasta el mar Palestina será libre. 


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