Ese el nombre de un cuento de un libro del Nobel de literatura Mario Vargas Llosa “Los cuadernos de don Rigoberto”, que ha sido calificado como una exaltación al hedonismo y al individuo, cuento en el que en una elegante reunión social en Lima que ofrece una familia, el marido, Don Rigoberto, por motivos de trabajo debe viajar urgentemente y abandonar la reunión, circunstancia que aprovecha un borracho y experto vividor de reuniones como era conocido Fito Cebolla, quien en el momento que consideró oportuno, trató de aprovecharse de la hermosa esposa que había quedado sola como anfitriona. Esta última con su atractiva y sensual muchacha de servicio, con escobas en mano echan de la reunión a Fito Cebolla y lo que son los cuentos, entre ellas toman licor, se divierten, se ríen y terminan disfrutando de sus hermosos cuerpos.
Borrachera con carambola, cuento para traerlo a Cúcuta; resulta que ahora un ilustre bebedor social que trabaja en el área metropolitana, muy parecido a Fito Cebolla, hizo carambola, y en vez de caerse y renunciar como éticamente correspondía, ahora maneja a su antojo la administración municipal, hace lo que quiere, ya maneja hasta con hedonismo y lujuria los temas de la ciudad, los de la Cúcuta del 2050, y termina maniobrando para nombrar un pariente suyo en la terminal de transporte, y así, como en una novela negra, el que estaba dedicado a su trabajo, José Roimán Villota López, profesional serio y decente, quien estaba dedicado a una ardua y difícil tarea de recuperar nada menos que la terminal de transportes, terminó pagando “los platos rotos”, y el alcalde le firma a todo lo que le pone en la mesa don Fito Peñaranda.
Otra de las carambolas que puede presentarse en Cúcuta es la del próximo año, la que tiene que ver con la política, las elecciones para escoger el nuevo alcalde de la ciudad en la que ya hay varios candidatos. Es desafortunado que todas las expectativas que teníamos hace tres años para un cambio de ciudad, en el proyecto que creímos y le apostamos la gente que queremos Cúcuta, para proyectar la ciudad como lo merece una de las fronteras más activas de américa latina, haya terminado en estas mezquindades y frivolidades de la administración, cobrándole lo que no debe un funcionario que estaba haciendo su labor – ni siquiera tuvieron la decencia de pedirle la renuncia en vez de la insubsistencia -, todo ello mientras el estado de las calles, la inseguridad, el desorden del tránsito y el caos de la ciudad siguen siendo evidentes. Con todo hay que rescatar la labor aislada, el esfuerzo que hacen algunos pocos secretarios de despacho, como el de desarrollo social y algunos pocos otros, en tratar de adelantar proye
ctos en medio de una administración que naufraga.
Y es que de la carambola política del próximo año de la que escribía, la realidad electoral, es que no le será nada fácil a un candidato de esta administración el próximo año salir a postularse “defendiendo los logros de esta administración”. Muy seguramente en pocos días lo que veremos es candidatos haciendo campaña criticando los errores de esta administración. Es decir, lo que el próximo año debería aparecer como una campaña para la continuidad de los proyectos a los que se comprometió esta administración y que no hizo, el cambio que Cúcuta necesitaba que nos quedamos esperando, la campaña lastimosamente será como un regreso al pasado. Que ironía. Por ahora sería importante que esta administración no tenga mayor injerencia ni siquiera en la apertura de la frontera, no sea que resulten proponiendo proyectos y hasta postulaciones como los de don Fito Cebolla.