En la historia reciente de Colombia desde 1974 con el presidente Alfonso López M, hasta la fecha, sin excluir a ningún expresidente, a través de diálogos con los grupos al margen de la ley, se han sentado en mesas de negociaciones sin resultados positivos para la paz del país.
Mención aparte, es necesario reseñar una de las épocas más funestas en nuestro pasado histórico, de los años 1946 a 1958, cuando la violencia partidista entre liberales y conservadores llenaron de sangre todo el territorio nacional.
Esta época terminó con la firma del pacto de Benidorm en España, entre los jefes, liberal Carlos Lleras Camargo y el conservador Laureano Gómez, en 1956 ratificado en un plebiscito en el año de 1957, dónde los jefes, liberal y conservador pactaron la alternancia del poder entre los años 1958 y 1974.
Manuel Marulanda Vélez, más conocido como “Tirofijo” perseguido por el presidente de la época, Mariano Ospina Pérez, conservador, se internó en la selva colombiana y fundó en 1964 las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), con un tinte ideológico. Detrás de Tirofijo, se crearon otros tantos grupos al margen de la ley, arropados en una supuesta defensa de la ciudadanía, combatían contra el Estado, produciendo matanzas de la fuerza pública y masacres de la población civil por sospechas de colaboración con esta.
Todavía el lobo vestido de oveja, manifestaba estar al lado de los más desprotegidos, en contra de los políticos despilfarradores del erario público, de la impunidad en la justicia, la corrupción rampante, que bueno hubiese sido, pero fue solo un sofisma, porque mientras, se adueñaban de muchas áreas del territorio ejerciendo soberanía, migraban a lo más rentable, el secuestro, la extorsión, el narcotráfico, las ejecuciones extrajudiciales, las masacres, la minería ilegal, reclutamiento ilegal de menores etc. etc.
Es una metamorfosis lo que se ha visto en nuestro país con la violencia que no disminuye sino al contrario se bifurca en muchas ramas especializadas en todo lo ilícito. La violencia partidista de los años 46-58 haciendo un parangón, serían los huevos, los grupos guerrilleros de los años 59 al 2017 las larvas y los grupos criminales del 2017 con la firma de la paz de Juan Manuel Santos hasta la fecha, los alacranes o monstruo de mil cabezas.
Con la firma de paz con el M-19, no hubo disminución de violencia, solo privilegios para que miembros importantes de ese grupo llegaran al Congreso, y el resto de tropa a conformar grupos ilegales. Con la paz de Juan Manuel Santos, igualmente, los principales dirigentes conforman nuestro flamante Congreso y el resto de tropa a organizar los cientos de bandas criminales que existen hoy en el país, en espera que otros gobiernos les otorguen similares garantías, y así sucesivamente con este cuento de nunca acabar.
El presidente Petro lo reconoció en la instalación del Congreso de la República este 20 de julio, cuando manifestó ante los honorables las bifurcaciones que se han venido dando con este tema de los grupos al margen de la ley.
No estoy de acuerdo en que la guerra terminó entre el Estado y la guerrilla, que no habría bajas en la fuerza pública, ¡mentiras! Vemos como los uniformados son masacrados, ejecutados por francotiradores, explotados por las bombas y el Estado perdiendo territorio día a día, obligados a permanecer encerrados en sus cuarteles.
Con criminales no se negocia, dijo el exmagistrado Jaime Arrubla, quebrarán al Estado primero y segundo, llenarán el Capitolio Nacional de más delincuentes. ¡BASTA YA!
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