Sobre la Ley Lorenzo
A su vez, la Ley Lorenzo (Ley 2454 de 2025) responde a una realidad invisible: el uso sistemático de perros en actividades de seguridad y vigilancia privada, pues según datos oficiales, 5.895 perros están registrados en estas labores, de los cuales 2.482 son empleados en detección de explosivos, 2.140 en defensa controlada y 1.268 en detección de narcóticos.
Ahora, la ley no prohíbe esta práctica de forma inmediata, pero traza una hoja de ruta para su transformación. El Ministerio TIC deberá desarrollar alternativas tecnológicas que permitan reemplazar progresivamente a los perros en defensa controlada. Mientras tanto, se establecen elevados estándares de bienestar: tiempos semanales de esparcimiento, adecuación ambiental de los caniles, confort térmico, iluminación adecuada, zonas blandas para el descanso, alimentación de buena calidad y protección frente a condiciones climáticas adversas.
También se reduce la edad máxima permitida para estas labores: de ocho a seis años. La esterilización se vuelve obligatoria desde los seis meses de edad para evitar la reproducción dentro de las empresas. De igual forma, se exige que todas las compañías adopten un plan de retiro digno para los animales. Por otro lado, la ley crea un Registro Nacional de Perros de Vigilancia, establece la instalación de cámaras en caniles y puestos de trabajo, y asigna al SENA la capacitación y certificación del personal en bienestar animal.
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En ese sentido, la Superintendencia de Vigilancia y Seguridad Privada, en coordinación con el Ministerio de Ambiente, tendrá seis meses para reglamentar la ley, un año para definir criterios para los planes de retiro, y la obligación de inspeccionar y controlar el cumplimiento.
Lo que se espera de la Ley Kiara
La tercera pieza normativa, la Ley Kiara, se enfoca en un sector en expansión: el de los servicios de cuidado para animales de compañía. Hoteles para mascotas, guarderías, paseadores, petshops y otras modalidades han crecido sin control en los últimos años, dejando a perros o gatos, a sus cuidadores y a los empresarios responsables en un vacío legal.
Es decir, esta ley, aún en etapa de sanción presidencial pero ya aprobada por el Congreso, busca establecer un marco regulatorio que garantice estándares mínimos, proteja a los usuarios y promueva la formalización de quienes ya venían trabajando con criterios de calidad. No se trata de restringir, sino de ordenar, reconocer derechos y establecer responsabilidades
En conjunto, estas tres herramientas legislativas (la Ley Ángel, la Ley Lorenzo y la Ley Kiara) representan una transformación profunda. Sin embargo, tal y como recordó Padilla al cierre del acto, legislar es apenas el primer paso: “Sigue un largo camino, estamos tramitando muchos más proyectos de ley, hay que buscar recursos, hay que buscar que se cree el Sistema Nacional de Protección Animal, en una palabra, que se cree Estado para los animales. Y en esta tarea seguiremos firmes mientras la vida, y ustedes así lo quieran”.
Y es que el éxito de estas leyes dependerá no solo del cumplimiento institucional, sino del compromiso social, ya que, que se hayan sancionado no significa que se respeten. Para lograrlo, hará falta vigilancia ciudadana, seguimiento periodístico, voluntad política y presupuesto.
Aun así, el camino está abierto y lo que se empezó a escribir este 23 de abril no es solo una reforma legal, es una nueva narrativa sobre la convivencia, la justicia y el valor de la vida en todas sus formas.
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