Desde hace dos años, la conmemoración del Día Internacional del Trabajador tiene una nueva particularidad debido al confinamiento impuesto por la pandemia del coronavirus, cuando millones de empresas y personas adoptaron el teletrabajo como una alternativa para mantenerse a salvo del contagio y no perder sus fuentes de ingreso.
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Algunas compañías ya estaban familiarizadas con este método a través de las tecnologías. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) estimó unos 260 millones de trabajadores desde sus casas, el 7,9 por ciento del empleo mundial, en 2019. Sin embargo, la reciente crisis del virus aceleró la adaptación del teletrabajo, convirtiéndolo en la práctica más larga de la historia para garantizar la continuidad operativa y “normalidad” en la sociedad.
Según el Estudio de Percepción y Penetración en Empresas Colombianas (2020), el teletrabajo está fundamentado en la Ley 1221 de 2008, y es catalogado como “una forma de organización laboral que consiste en el desempeño de actividades remuneradas o la prestación de servicios a terceros, utilizando como soporte las tecnologías de la información y las comunicaciones para el contacto entre el trabajador y la empresa, sin requerirse la presencia física del trabajador en un sitio especifico de trabajo”.
El informe señaló que en 2020, año del comienzo de la pandemia, 17.253 empresas en el país implementaron el teletrabajo de manera formal, con 209.173 teletrabajadores. En 2021, el 41% de las entidades públicas acogieron este método, evidenciando una evolución positiva.
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Modelo autónomo
José Palacios laboraba en una agencia de publicidad y asesoría de proyectos académicos. La cercanía del local a una universidad le garantizaba el trabajo a diario, pero con la pandemia, los centros educativos cerraron y los gastos golpearon su estabilidad.
“El virus no paró el cobro del arriendo y los servicios. Las clases siguieron virtuales y se avisó a todos los contactos que continuaríamos desde casa. Habilitamos una oficina y seguimos trabajando. En ocasiones nos reunimos presencialmente”, recordó Palacios.
Así como Palacios, la mayoría de los negocios y empresas (75%) implementó el modelo autónomo, es decir, los teletrabajadores utilizaron su propio domicilio o un lugar escogido por ellos para continuar su actividad laboral todos los días de la semana, aunque pudieran ir a la oficina a encuentros puntuales.
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Mientras que el 17% se ajustó al modelo suplementario, en el que un sector de la fuerza laboral dedicó dos o tres días a sus actividades desde un espacio fijo diferente a la empresa y el resto del tiempo lo hacía en la oficina.
Esto ocurrió desde el área textil con Fabián González, quien narró que en pandemia recibía los pedidos de elaboración de ropa y tapabocas por aplicaciones digitales, y solo iba al taller tres veces por semana.
“Me enviaban los pedidos por WhatsApp los lunes; los martes hacíamos los uniformes y miércoles los despachábamos”, dijo el comerciante. Con la flexibilización de las medidas sanitarias, como el uso no obligatorio del tapabocas, el local retornó 100% a la presencialidad.
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Para Melisa Andrade, ‘comunity manager’ de redes sociales, la pandemia empujó el uso de las tecnologías para seguir al frente de las tareas cotidianas. “El trabajo no se detuvo, al contrario, se triplicó porque surgió la necesidad en las empresas de mantenerse activas de manera virtual. El 100% de mi trabajo lo hago desde casa”, mencionó la comunicadora social.
La joven formó parte de ese 8% de teletrabajadores que no tuvo un sitio determinado para laborar y cuyas herramientas básicas para desarrollar su actividad profesional fueron las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), desde los dispositivos móviles.
Para quedarse
Christian Samir Méndez, economista y magíster en Gobierno y Políticas Públicas, explicó que el teletrabajo es una modalidad virtual que ha llegado para quedarse, demostrando que las actividades educativas, financieras y administraciones públicas pueden manejarse desde la distancia.
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“Economías como la nuestra, de Cúcuta y su Área Metropolitana, gran parte de su crecimiento, es el sector comercial, es decir, reparación de automóviles y vehículos, alojamiento, restaurantes, actividades de entretenimiento que es imposible que se realicen de manera virtual. En ese sentido, el teletrabajo es una oportunidad clave para determinados sectores”, resaltó el docente de la Universidad Simón Bolívar.
Enfatizó que esta modalidad puede aplicarse en situaciones de emergencia para que los trabajadores no pierdan su fuente de ingresos. Añadió además que la crisis de salud pública ha servido de experiencia al mercado laboral para afrontar situaciones similares y que el teletrabajo no debe eliminarse.
“Creo que una de las ventajas es que permite la eficiencia en los procesos en los procesos laborales, permite innovar en sectores que necesitan fortalecimiento de las tecnologías de la información y otra ventaja clave es fortalecer todo un ecosistema alrededor de las tecnologías de la información que se desarrollan alrededor de los negocios”, sostuvo el economista.
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Durante el segundo trimestre de 2020, la OIT señaló que aproximadamente unas 23 millones de personas en América Latina y el Caribe transitaron hacia el teletrabajo.
“El teletrabajo ayudó a amortiguar los impactos negativos de la crisis en los mercados de trabajo contribuyendo a la preservación de millones de empleos.
Tras la recuperación seguramente seguirá siendo una opción y generando nuevas oportunidades, aunque está claro que aún está pendiente responder a desafíos tanto para los trabajadores como para las empresas que debieron implementarlo rápidamente”, agregó Vinícius Pinheiro, director de OIT para América Latina y el Caribe, citado por el portal de la organización.
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