Juan Cebolla Gasca ya no necesita presentación. Su nombre es sinónimo de excelencia aérea y su hazaña más famosa, el cuádruple salto mortal, ha dejado al mundo boquiabierto.
A sus 28 años, este artista colombiano-mexicano está a punto de cumplir uno de sus sueños más grandes: presentarse en el Festival Internacional del Circo de Montecarlo, el evento más prestigioso de su gremio, donde se entrega el codiciado Payaso de Oro.
El camino hasta este escenario no ha sido fácil. Con una trayectoria que comenzó desde su infancia en las pistas del circo familiar, Juan dedica su vida entera al arte circense, perfeccionando cada técnica con disciplina y pasión.
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El año pasado, brilló en el Festival de Circo de Latina, en Italia, junto con el Circo Hermanos Gasca. Allí, con un acto inédito de trapecio doble invertido, cautivó al público y al jurado, superando por más de 40 puntos a artistas de todo el mundo.
Ese triunfo le valió la esperada invitación a Montecarlo, enviada directamente por la princesa de Mónaco a través de sus delegados.
“Para mí significa todo”, afirmó Cebolla en entrevista con La Opinión. “Es el sueño de cualquier artista de circo. Llegar a Montecarlo es como estar en unas Olimpiadas o en una Copa del Mundo. Solo con pisar esa pista ya uno se siente ganador”.

Una hazaña reservada para pocos
Juan Cebolla es uno de los pocos artistas en el mundo que ha logrado ejecutar, en repetidas ocasiones, el cuádruple salto mortal en el trapecio, una de las proezas más complejas en la historia del circo.
No solo lo ha hecho una vez: acumula más de 1.800 ejecuciones exitosas, todas contadas, y su nombre ya figura en el Guinness World Records.
“Cada vez que hago un cuádruple es como si fuera el primero”, explicó. “Hay artistas que han pasado toda la vida intentando y solo lo logran una vez. Nosotros lo hacemos en cada función. Eso te da una idea de lo que implica llegar a Montecarlo con esta hazaña”.
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El cuerpo también duele
Detrás del espectáculo y la sonrisa del artista hay una rutina rigurosa y muchas cicatrices. Juan enfrenta una hernia discal y ha tenido que pasar por el quirófano.
Hoy, bajo la supervisión de médicos, fisioterapeutas y especialistas deportivos, se entrena entre dos y cuatro horas diarias. A eso se suman las presentaciones nocturnas, que son, como él dice, “una competencia cada noche”.
“El cuerpo siempre duele”, reconoció. “Lo puede decir un futbolista, un tenista, cualquier atleta de alto rendimiento. Pero uno tiene que morirse con recuerdos, no con sueños. Y llegar a Montecarlo es el recuerdo que quiero tener”.
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Una preparación a la altura del reto
Con cinco meses por delante, Juan ya conformó un equipo de élite: seleccionó trapecistas de México, Brasil, Estados Unidos y Colombia, incluyendo a su primo hermano.
El objetivo es claro: reforzar aún más el acto que los llevó a la cima en Italia y conquistar Montecarlo con una presentación sin precedentes.
“Vamos a pulir cada detalle. En Italia ganamos con un puntaje histórico, pero Montecarlo es otro nivel. Tenemos que ir más preparados que nunca, física, técnica y emocionalmente”, afirmó.
El entrenamiento no se limita a las acrobacias. Incluye baños de hielo, saunas, cámaras hiperbáricas y una exigente rutina que Juan compara con la de cualquier deportista olímpico.
“Mi cuerpo lo llevo al límite todos los días. Me lo han dicho los médicos: lo someto a más exigencia que un atleta profesional, porque yo compito todas las noches”.
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Un artista integral
Más allá del trapecio, Juan y su hermano Martín son considerados los artistas más versátiles del circo mundial. Domina malabares, acrobacia a caballo, motocicleta en el globo de la muerte, clown, canto, baile y hasta el clásico número del hombre bala.
Desde los cinco años, su vida ha estado completamente dedicada a dominar cada disciplina circense.
“Hemos tenido maestros de todo. Aprendimos ballet, actuación, canto, manejo escénico. Somos artistas integrales, y eso ha sido clave para sobresalir. No lo decimos nosotros, lo dicen los expertos”, dijo orgulloso.
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Representar a Colombia y Latinoamérica
Aunque ha representado también a México —por vínculos familiares y artísticos—, Juan recalca que su corazón pertenece a Colombia.
“Este país lo amamos como si fuera nuestro. En Italia representamos a México y a Colombia, pero en Montecarlo la bandera que llevaremos es la de Colombia. Queremos que el mundo vea el nivel del circo latinoamericano”, sostuvo.
Juan Cebolla se alista para volar más alto que nunca. Con la mirada puesta en el Payaso de Oro y el corazón lleno de sueños cumplidos, está listo para hacer historia, una vez más, desde lo más alto del trapecio.
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