El fenómeno climático de El Niño, que provoca de forma cíclica intensos episodios meteorológicos, fue también determinante para provocar la mayor extinción masiva en la Tierra, hace 252 millones de años.
A esa conclusión llegó un equipo internacional de investigadores, liderado por la Universidad de Bristol y la Universidad China de Geociencias, que aportaron nuevas evidencias sobre por qué los efectos del rápido cambio climático en el calentamiento del Pérmico-Triásico fueron tan devastadores para todas las formas de vida en el mar y en la tierra. Los resultados fueron publicados la semana pasada por la revista Science.
“Nuestra investigación reveló que el aumento de los gases de efecto invernadero no solo calienta la mayor parte del planeta, sino que también incrementa la variabilidad meteorológica y climática, haciéndolo aún más salvaje y difícil de sobrevivir para la vida”, explicó Alexander Farnsworth, coautor e investigador de la Universidad de Bristol.
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Un clima hostil
La catástrofe del Pérmico-Triásico demuestra que el problema del calentamiento global no es solo que haga un calor insoportable, sino que las condiciones oscilan salvajemente durante décadas.
Según Yadong Sun, coautor e investigador de la Universidad China de Geociencias, la mayor parte de la vida no logró adaptarse a estas condiciones. “Afortunadamente sobrevivieron algunas cosas, sin las cuales hoy no estaríamos aquí”, anotó.
La magnitud del calentamiento del Pérmico-Triásico se descubrió estudiando los isótopos de oxígeno presentes en los dientes fosilizados de unos organismos nadadores diminutos llamados “conodontos”, y estudiando el registro de su temperatura de todo el mundo, los investigadores demostraron un notable colapso de los gradientes en las latitudes bajas y medias.
Y es que durante los últimos años, los fenómenos de El Niño han provocado grandes cambios en los patrones de precipitaciones y temperatura.
El período 2023-2024 fue uno de los más calurosos registrados a nivel mundial debido al aumento de dióxido de carbono inducido por el hombre que provocó sequías e incendios catastróficos.
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Al respecto, los investigadores señalaron que, “afortunadamente”, hasta ahora estos fenómenos sólo han durado uno o dos años seguidos, pero durante la crisis del Pérmico-Triásico, el fenómeno de El Niño persistió durante mucho más tiempo, lo que provocó una década de sequía generalizada, seguida de años de inundaciones.
No había donde esconderse
Los resultados de la investigación también ayudaron a explicar el abundante carbón vegetal hallado en las capas rocosas de esa época.
David Bond, paleontólogo de la Universidad de Hull, en Reino Unido, explicó que los incendios forestales se vuelven muy comunes “si se tiene un clima propenso a la sequía” e indicó que en ese entonces, el planeta quedó atrapado en un estado de crisis en el que la tierra “ardía” y los océanos se estancaban. “No había donde esconderse”, aseveró.
Los investigadores observaron que a lo largo de la historia de la Tierra se han presentado muchas extinciones, pero ninguna provocó una crisis de la magnitud de la que se registró en el Pérmico-Triásico.
Aún así, resaltaron que aunque la crisis en este período fue devastadora, terminó dando lugar al surgimiento de los dinosaurios, que luego se convertirían en la especie dominante en la Tierra.
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