Desde mediados del año, Cúcuta cuenta con el servicio de sicología perinatal en la Unidad de Medicina Materno Fetal (Norfetus) en el centro de especialistas San José.
Esta especialidad, que por primera vez llega a la ciudad, se enfoca en los aspectos sicoafectivos relacionados con la concepción, el embarazo, el parto, el posparto y la crianza temprana.
Karem Galvis Centurión, sicóloga y máster en sicología perinatal y sicopatología infantil, asegura que los temas de mayor consulta son: problemas de fertilidad, la depresión y la ansiedad durante el embarazo, el miedo al parto, la pérdida del bebé, los problemas de lactancia, la adaptación a la maternidad-paternidad y la depresión posparto.
La gestación y salud emocional
Según Galvis, es común que durante el primer trimestre de gestación las madres gestantes se sientan muy ansiosas por los exámenes y consultas. En el segundo trimestre sienten que ya ha pasado un riesgo y se sienten más tranquilas al estar en la mitad del embarazo.
Sin embargo, al iniciar el tercer trimestre el estrés y la ansiedad se vuelven a disparar porque aparecen interrogantes como: ¿cómo voy a lactar? ¿cómo voy a quedar? ¿ cómo va a ser la relación con mi esposo tras el parto?
Ante estos cambios emocionales es vital que las parejas acompañen a las madres en las consultas con la sicóloga para que se vayan vinculando a su rol de padre desde la gestación y sirvan de apoyo a las gestantes.
“Después del nacimiento, el bebé reconoce las voces de madre y padre, por lo que se requiere que el padre también se involucre en el proceso de gestación”, explica Galvis. “Los papás no solo deben estar presenten en los momentos de las ecografías”
“El padre se empieza a sentir padre en el momento en que nace su hijo, y en las terapias les recalcamos que durante los 9 meses de gestación también tiene responsabilidad de entender y apoyar a las madres gestantes cuando tengan dolores de cabeza, estrés y los antojos”, dice.
Tras el nacimiento
Luego del alumbramiento, las madres pueden presentar algún tipo de depresión posparto entre ellas:
Depresión puerperal leve: también llamada depresión del tercer día, es muy frecuente y lo sufren entre el 50 y el 70 por ciento de las madres. Se caracteriza por manifestaciones depresivas. La madre se siente cansada, apenada, está sensible, ansiosa y no se siente capaz de atender adecuadamente a su hijo.
Depresión puerperal menor: se presenta un cuadro depresivo desde las primeras semanas y dura de 2 a 4 meses. El cuadro clínico es similar al leve. Suele aparecer inseguridad, insomnio, confusión y sentimientos de incapacidad. El 10% de las gestantes lo padecen.
La depresión puerperal mayor: se da de forma progresiva desde las primeras semanas y los síntomas se presentan a partir del mes y medio o dos meses. Se manifiesta mediante depresión melancólica, sentimientos de culpa e incapacidad total.
Sicosis puerperal: es una situación de alto riesgo y aparece bruscamente al 3 o al 10 día del parto y puede aparecer al sexto mes. Se caracteriza por cambios bruscos de humor , como pasar de la tristeza a la euforia en cuestión de minutos.
Las pérdidas gestacionales
Según el gineco-obstetra, perinatólogo y especialista en Alto riesgo materno, complicaciones del embarazo y malformaciones fetales, Pablo Galvis, las pérdidas gestacionales y perinatales son aquellas que se presentan durante la gestación y después del parto.
Cuando la pérdida se da antes de las 20 semanas, se considera un aborto. Si la pérdida se da en un periodo posterior, se habla de muerte fetal intrauterina.
Cuando ocurre alguna pérdida o malformación, el perinatólogo lo diagnostica y la pareja es remitida a sicología. Allí se le da un espacio para que puedan expresar sus emociones, evitar las culpas e inicien con su proceso de duelo.
“En la primera etapa del duelo aparece la negación y la ira. La aceptación llega luego de que se practica el legrado. En este tiempo la pareja debe comunicarse más y apoyarse mutuamente para superar la pérdida”, afirma Galvis. “Siempre le pedimos a los padres que trabajemos ese duelo, porque cuando el duelo no es resuelto, es difícil adaptarse a una nueva vida”.
Aunque físicamente pasada la cuarentena el cuerpo ya está preparado para volver a concebir, en cuanto vuelve a haber ovulación, la sicóloga recomienda esperar un tiempo prudente, entre 4 y 8 meses, para intentar un nuevo embarazo.
A veces hay mujeres que no tienen dificultades para concebir y quedan embarazadas enseguida. Si se da una nueva pérdida o incluso una tercera, la madre se agota física y mentalmente.
“Las mujeres que han tenido pérdidas constantes deben ser atendidas para indagar que está pasando con su organismo y para brindarles la garantía que en su próximo embarazo todo irá bien porque ya se detectaron los problemas”, aseguró el perinatólogo.
Por su parte, la especialista en sicología perinatal dijo que no se debe pretender reemplazar la pérdida de un hijo con un nuevo embarazo, puesto que un nuevo bebé no va a reemplazar al anterior, ya que todos los embarazos son distintos.}
Embarazos y malformaciones
Según el gineco-obstetra y perinatólogo Pablo Galvis, a nivel internacional un 8 y 12 por ciento de los embarazos tienen complicaciones relacionadas con algún tipo de malformación.
Los problemas más frecuentes y que generan menos riesgo son las patologías urogenitales, aquellas que comprometen riñones, vejiga y genitales. Sin embargo, suelen tener un curso benéfico durante la gestación y algunas se resuelven antes del nacimiento.
Le siguen las complicaciones del sistema nervioso central, entre ellas la hidrocefalia, ventriculocefalia, donde se acumula el líquido antes de producirse la hidrocefalia. Muchas de esas alteraciones son dependientes de infecciones adquiridas durante el embarazo como: zika, toxoplasma y rubeola.
Otra de las patologías más frecuentes son las cardiopatías que no son fáciles de diagnosticar durante el embarazo.
“Se dice que una ecografía detecta el 90 por ciento de los problemas de la cabeza, mientras que los problemas del corazón solo solo detecta el 60 por ciento; por eso, las cardiopatías son frecuentes y muchas veces no se detectan durante el embarazo”, explicó Galvis.
Cuando se detecta alguna malformación en el bebé se inicia un tratamiento para fortalecer a las parejas mediante un grupo de apoyo para sensibilizar sobre esta problemática con otros padres que estén en una situación similar.
“En estos grupos de apoyo buscamos darle a conocer a los padres que no son los únicos que están pasando por este problema y que pueden superarlo en pareja”, indica Karem Galvis, sicóloga.
“Aunque son pocos las parejas que presentan algún tipo de rechazo cuando conocen las condiciones en las que vendrán sus bebés, les reforzamos su conocimiento en esa patología y les damos a conocer lo que sucederá a posteriori por la condición especial de sus hijos”.