Las lluvias siguieron provocando estragos en Norte de Santander y la zona fronteriza. En esta oportunidad, la víctima fue el municipio de Puerto Santander, por el desbordamiento de las aguas de los ríos Grita y Zulia.
A causa de las precipitaciones que cayeron en la última semana, los caudales de estos ríos aumentaron considerablemente y el jueves en la madrugada se salieron de sus cauces afectando a los habitantes del casco urbano y zonas rurales.
Las inundaciones se presentaron en nueve barrios de este municipio fronterizo y alrededor de 156 familias tuvieron que ser evacuadas de emergencia para evitar una tragedia mayor.
Los organismos de socorro y autoridades locales trasladaron a los afectados hasta el polideportivo Elías Sáchica donde les brindaron ayudas humanitarias, mientras esperan que el caudal del río Grita baje para poder determinar los daños causados en las viviendas.
Adriana Milena Arias, consejera para la Gestión del Riesgo y Desastre de Norte de Santander, precisó que desde la medianoche de ayer se adelantó un Puesto de Mando Unificado (PMU) para atender esta emergencia.
“Estábamos al pendiente de la situación y en caso de que el nivel del río siguiera subiendo, adelantaríamos la logística para evacuar a los afectados hasta el corregimiento de Agua Clara, pero afortunadamente el nivel bajó”, afirmó Arias.
Agregó que como la situación se ha ido normalizando, las personas que fueron llevadas al polideportivo se devolvieron a sus viviendas y se estarán monitoreando durante las 24 horas del día.
Barrio La Isla, acostumbrado a vivir bajo el agua
El barrio La Isla, de Puerto Santander, fue uno de los más afectados por el desbordamiento del Río Grita.
Pasando el centro del municipio y dirigiéndose al río, el panorama comenzaba a ser desolador. Las canoas flotaban en zonas donde usualmente se ve un fragmento grande de tierra.
Las más de 40 familias que viven en este lugar, acostumbradas a esta situación, vivieron momentos críticos al ver inundadas calles y viviendas por la creciente. Literalmente quedaron con el ‘agua al cuello’.
Jhon Freddy Hernández, pescador de la zona, relata que es un barrio muy humilde. En habitaciones de tres metros de ancho y tres metros de alto viven familias hasta de cinco integrantes.
No obstante, a los habitantes de este lugar se les hace normal tener que levantar sus pertenencias y llevarlas a un lugar más alto para que el agua no las alcance.
“Esta vez fue más rápido y perdimos algunas cosas, pero ya tenemos hasta práctica para agarrar todo y montarlo a donde no llegue el agua”, manifestó Hernández.
En medio de risas, los vecinos comentan que mientras el agua regresa al río, duermen en las canoas y mantienen sus teléfonos celulares y objetos personales en bolsas plásticas, que no permiten que el agua los dañe.
Los niños, por su parte, juegan y nadan a sus anchas como si estuvieran en una piscina natural, sin importar el color marrón del agua y los innumerables sapos y ranas que también nadan en el lugar.
“Esta es la realidad de aquí, los que pueden llevan a los niños a otros lados, los que no, simplemente se adaptan, los más pequeños crecen en este ambiente y en estos casos no se enferman”, comentó Hernández.
Un gran porcentaje de las personas que viven allí, dicen que no se mudarían del lugar, pues su trabajo (la pesca y el transporte de pasajeros a Venezuela) está a un solo paso.
“La única solución es que construyan unos diques que separen el río del barrio, en Arauca lo hicieron, sería un sueño que aquí también. Este es nuestro lugar, casi todos tenemos casa propia acá y no podemos irnos a aventurar a otro lado”, finalizó el pescador.
La última vez que el río se desbordó, se demoró alrededor de 20 días en volver a su cauce. Los vecinos del sector esperan que esta vez se demore menos tiempo para poder volver a la normalidad.
María Virginia Torres, alcaldesa de Puerto Santander, afirmó que los agricultores de esta zona desde el año pasado también se han visto afectados por la temporada invernal.
Los habitantes del barrio La Isla no cuentan con sistema de agua potable, y cuando se presentan estas inundaciones se ven obligados a comprar el liquido en botellones o en carrotanques.