Sobre el mediodía de ese viernes, 20 de septiembre, desde el Aeropuerto Internacional Camilo Daza, se conoció que una aeronave venezolana había aterrizado de manera sorpresiva, generando inquietud entre las autoridades.

Según la información preliminar, alrededor de las 10 de la mañana se recibió la alerta de que una avioneta proveniente del aeropuerto de Maiquetía (Caracas) había aterrizado sin autorización en Cúcuta. A bordo viajaban cinco personas: tres pilotos y dos funcionarios de seguridad, uno de ellos de la Guardia venezolana y otro del Ejército.

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Los ocupantes afirmaron que su destino era San Antonio del Táchira, pero debido a condiciones imprevistas, decidieron aterrizar en Colombia. Al ser registrados, se descubrió que dos de ellos portaban armas. Aunque presentaron documentos de porte legal de armas, estos no son válidos en territorio colombiano, lo que llevó a su detención por parte de las autoridades.

La situación provocó una respuesta rápida de las fuerzas de seguridad, generando un ambiente de incertidumbre, especialmente por la cercanía con la frontera y los antecedentes de violencia en la región.

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Minutos más tarde, la Aeronáutica Civil emitió un comunicado, confirmando que la aeronave YV-3226 contaba con las autorizaciones necesarias para operar en Colombia, y que el aterrizaje fue considerado una emergencia. Sin embargo, persisten dudas sobre las circunstancias que llevaron a este evento.El presidente Gustavo Petro también se pronunció, asegurando que se estaban realizando las investigaciones pertinentes y que la situación sería monitoreada de cerca.

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