Las comunidades campesinas de Chinácota llegaron a un consenso con el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible sobre la delimitación participativa del páramo de Santurbán.

Durante dos días se reunieron funcionarios y representantes de los parameros para establecer cómo se realizará la delimitación de predios en inmediaciones del ecosistema, dando cumplimiento a la sentencia T-361 de la Corte Constitucional, que exige que los campesinos participen activamente en las actividades de protección de los páramos.

Chinácota se convierte en el quinto municipio de Norte de Santander en avanzar con éxito en la fase de concertación.

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Los líderes municipales participantes fueron enfáticos en la necesidad de proteger las fuentes hídricas.

“Estos dos días de concertación fueron muy importantes. Pudimos aprobar un amplio aspecto de la delimitación del páramo. Es importante el cuidado de nuestras fuentes hídricas. Por ejemplo, para nuestro municipio y las veredas aledañas, la quebrada Iscalá”, destacó David Toloza, líder comunitario.

Otro punto relevante incluido en el acuerdo fue la claridad sobre la propiedad de los predios ubicados en el páramo, indicando que estos no serán objeto de expropiación ni afectación patrimonial. En el municipio, la zona delimitada comprende 133,09 hectáreas.

Durante las jornadas hubo participación de líderes ambientales.

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“El resultado fue muy positivo, mostrando cómo el Ministerio de Ambiente puede impactar positivamente los territorios”, afirmó Jairton Habit Diez Díaz, asesor de la ministra de Ambiente, Lena Estrada, encargado de los procesos de delimitación de los páramos.

Angie Urbina, otra de las líderes asistentes, subrayó el valor del encuentro. “Conocimos la reglamentación sobre los páramos y los beneficios que estas leyes traen no solo para nosotros, sino para toda la sociedad que depende de estos ecosistemas, incluso en las grandes ciudades”.

Se tomaron en cuenta los pasos clave definidos por el Gobierno en el marco de la concertación para delimitar el área de páramo en Colombia para las comunidades.

Entre ellos, la delimitación del páramo, que permitió identificar claramente las zonas a proteger, además de las actividades agropecuarias permitidas en las zonas aledañas.

Finalmente, se establecieron rutas y mecanismos para asegurar el cumplimiento real y efectivo de los acuerdos alcanzados durante el proceso.

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