

Sin perder el optimismo pero reconociendo las dificultades que atraviesa el Catatumbo, el consejero para la paz y reconciliación de Norte de Santander, Luis Fernando Niño López, hace un balance de los casi tres meses de la mayor crisis humanitaria y de violencia que atraviesa esta subregión por cuenta de los enfrentamientos de dos actores armados.
En diálogo con La Opinión el funcionario habla de los compromisos asumidos por el Gobierno nacional, el futuro de las mesas de diálogos de paz, el trabajo de la Gobernación en los territorios afectados por la violencia y las posibilidades de un cese de las hostilidades.
Pasó lo que muchos temían, que la situación del Catatumbo se quedará en una euforia de unos días, ¿Cuál es hoy su lectura de la crisis humanitaria?
Se cumplen casi 80 días y en cifras van más de 55.000 desplazados, 100.000 personas afectadas, 30.000 confinados y registrados 100 muertos, estamos hablando de que puede ser tres veces más esa cifra por todo lo que ha sucedido allí.
Los primeros días todo el mundo, medios de comunicación, nacionales e internacionales, funcionarios de la ONU, OEA, organizaciones preguntaba sobre lo del Catatumbo. El tiempo fue pasando y hoy muy poca gente está recordando que aquí hay una guerra que con lo que se declaró recientemente en un programa de televisión nacional va a continuar.
Esta guerra que vive el Catatumbo, con cifras jamás vistas en la historia, ¿cuándo va a tener un cese, un final o está condenada la región a la violencia?
Con el reciente reportaje las cosas quedaron a raja tabla, es decir, este frente dice que van a ir hasta el final. Quiero decirles a todos que ellos (las disidencias del frente 33) están en mesa de diálogo, es decir, el Gobierno todavía está sentado hablando con este grupo. Todavía puede ser que haya una esperanza de un desarme, una entrega de armas y que pasen a la Justicia Especial para la Paz.
Y por otra parte, el Eln dice que no va a terminar la guerra hasta que no quede o acaben con el último de ellos. Entonces, eso nos deja una pregunta ¿cuánto tiempo va a demorar más este conflicto? Adenás, un fortalecimiento de la consolidación territorial del Ejército Nacional, serían tres grupos presionando a la población civil y eso va a terminar en más desplazamientos, en más muertes y demás. Por último, hablar de un plan retorno hoy es una locura.
¿Y mientras que puede pasar?
Por la experiencia de otros proyectos y conflictos internacionales, devolver a más de 55.000 personas no es tan sencillo, como móntense en un bus y devuélvanse para su casa, porque las condiciones, las garantías no es solo que haya una estación de Policía. Cuando escucho a la gente decir que vuelvan a la normalidad, pregunto y ¿qué es la normalidad?
Ellos no tenían médicos ni hospitales, están sin pavimento, solo hay coca a su alrededor, lo vieron en las imágenes del fin de semana en medios nacionales, entonces, volver a la normalidad es volver a llevarlos a eso que los está esperando. Hablar de un retorno seguro y voluntario es cuando el Gobierno les cambie las garantías.
¿Cuál es la mayor preocupación en estos casi dos meses y medio de violencia?
No hemos dedicado tiempo a hacer una evaluación de la salud mental de las personas. Niños, niñas, y adolescentes vieron asesinar a sus familiares, fueron testigos de situaciones terribles y están aquí en albergues hace casi tres meses viviendo en carpas, en casa de amigos y eso necesita una verdadera atención.
¿Ya se empiezan a sentir los beneficios del Pacto Catatumbo, después de su firma, o aún no arranca?
El pacto social por la transformación del Catatumbo es un plan que se viene trabajando desde hace mucho tiempo, que no se puede confundir con los decretos de Conmoción Interior que se dan por una emergencia, que pueden durar 90 días o prorrogarse por otros 90, y que buscan una meta de recaudo de 2.7 billones de pesos.
El pacto incluye unas partidas presupuestales que existían y que el Gobierno fue ajustando, algunos ya están firmados. Es decir, lo que quede firmado, así se acabe el gobierno Petro, ya están asignados y deben seguir. En cambio los decretos están condicionados por la Corte Constitucional.
¿Tiene más viabilidad el pacto social que los propios decretos de Conmoción Interior?
Digamos que aceptan la Conmoción y la prorrogan, pues entonces tendríamos los dos al tiempo para un mismo fin: desarrollar el Catatumbo de una vez por todas. No es posible que esta zona tenga vías de hace 60 años. Siendo una región petrolera, rica en minerales, con fuentes hídricas únicas y todavía está sin pavimento, sin hospitales de mayor nivel, que todavía una persona tenga que trasladarse a Ocaña o a Tibú para no morirse por una picadura de culebra. Eso no es justo en pleno siglo XXI.
¿Y la mesa sectorial que se creó, ha dado resultados?
Se instaló en Bogotá, luego se hizo una reunión en Cúcuta y otra la semana pasada en Ocaña. Los alcaldes tienen voz, más no voto para el manejo de los recursos, para decir cuáles proyectos se pueden determinar.
Hay problemas del Catatumbo históricos desde hace 50, 60 años, y no podemos pretender que en 90 días vamos a hacer la Universidad o el acueducto de los municipios, o la pavimentación de todas las vías que faltan. Pero tampoco se puede quedar en anuncios. La gente nos dice en la cara y con total franqueza, aquí siempre vienen nos dicen cosas y no las cumplen. No queremos que eso pase, porque si además de la guerra, de las balas, el secuestro, las minas antipersonal, los secuestros y el reclutamiento forzado la desesperanza se apodera de la pblación, se completaría el cuadro de desolación para una región que merece más.
En las actuales circunstancias, es sano que el Gobierno siga manteniendo la mesa de diálogo de paz con la disidencia del frente 33 de las Farc?
Es sano mientras se logren acuerdos reales y efectivos en estas negociaciones que llevan dos años y medio. Los críticos dicen que están con una guerrilla que ya negoció, pero quitando esto del medio, el frente 33 tiene la decisión de avanzar en la negociación, a pesar de la pelea con Iván Mordisco y los del sur, lo cual sería un buen punto para Norte de Santander.
Al Eln decirle que si hay voluntad real de participación amplia de construcción de paz, pues que la manifieste y haga, el departamento ha estado dispuesto. Creo que no hay ningún otro departamento que se la haya jugado por la paz, a tal punto que el gobernador le puso al plan de desarrollo, territorio de paz. Pero eso ya no es voluntad de los que no tenemos las armas, eso es voluntad de los ejércitos que tienen las armas, en este caso el Eln y la disidencia del 33.
¿Usted que le recomendaría al Gobierno cuando se aproxima un nuevo ciclo de conversaciones?
Tener en cuenta a los territorios, no es lo mismo el Cauca que Arauca, ni Nariño que Norte de Santander y el Chocó. Cada territorio tiene sus particularidades y sus condiciones. La segunda recomendación es que les diera posibilidades a los pactos territoriales.
Uno entiende que hay un Gobierno nacional, que hay una directriz nacional, que hay una línea y eso está clarísimo, no estamos diciendo que no, pero sí es diferente el territorio del uno al otro y los comandantes de un territorio al otro, a pesar de que sean la misma organización, tienen condiciones distintas. La dinámica es que toca esperar a acordar una lista de 20 puntos para que llegue la paz. Pues en el punto cinco se rompe, porque cualquier disparo, cualquier mal genio, cualquier persona puede romper la negociación.
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¿Se ha contemplado crear o explorar una mesa de diálogo regional para detener esta confrontación?
Se lo hemos propuesto al Gobierno nacional, al comisionado Otty Patiño, al presidente Gustavo Petro. El gobernador lo ha dicho públicamente, pero no hemos tenido respuesta. Hay temores por lo que sucedió en Nariño, entonces hay que ser muy cuidadosos. Pero creo que aquí está la experiencia, no es la primera vez. Aquí funcionó la estrategia de la paz en el 2004 y 2018. Llevamos en guerra mucho tiempo, suena muy duro decirlo, pero ya la maestría y el doctorado la hicimos y ya están las fórmulas que han funcionado, no nos estamos inventando nada, solo necesitamos que se puedan hacer las cosas.
¿Fracasó la paz total, como afirman los comandantes del Eln desde el Catatumbo?
No solo lo dicen los comandantes del Eln, lo dice Álvaro Leyva, un hombre que duró con el gobierno mucho tiempo, y que ha estado en los últimos 20 procesos de paz de Colombia. En mi concepto fueron varios los factores. Uno, que la coordinación interna entre ministerios debió haber sido más afinada para que la paz llegara al mismo tiempo al territorio. Más que fracasar la ‘Paz Total’ es que no se midieron las dinámicas propias por departamentos, una cosa es Arauca y otra es Chocó. Otro, es la confianza en la persona que lidera el proceso, en este caso el comisionado de paz, quien por su misma edad, no podía estar en los territorios y animar la paz.
No es solo ir a sentarse con los grupos armados, eso es una parte. La paz es ir a los colegios, hablar con los comunales, meterse a la selva, hablar con la gente y escucharla. Además, recordemos que se abrieron 17 ventanas al tiempo, y cuando uno hace eso entra mucho viento y puede mover todo lo de la mesa. Además ese concepto de ‘Paz Total’ es muy amplio y muchos factores no se tuvieron en cuenta.
¿Se puede tener a corto plazo un control territorial por parte de las Fuerzas Militares del Catatumbo?
Yo creo que a mediano plazo, a corto no, Todavía se reportan combates entre estos dos grupos. Uno de ellos esta diálogos de paz y el otro no, una situación difícil para el Ejército. Vamos a pasos lentos.
¿Cuál es el llamado al Gobierno nacional?
A seguir coordinando acciones, a no quedarnos solos, a trabajar en conjunto con los alcaldes, personeros, Defensoría, ONU, OEA, y cooperación internacional. La Gobernación siempre va a estar dispuesta para unir esfuerzo con la población civil, organizaciones sociales, que todos vayamos para el mismo punto.
¿El Eln quiere la paz?
Ellos están ampliando más la participación, se sintieron quizás traicionados por este Gobierno, es la palabra que utilizan y obviamente se va a demorar mucho en hacerla, pero no sé si la sociedad tenga el tiempo para esperarlos. Estamos en el siglo XXI, donde la gente está cansada de la guerra.
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