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Familias campesinas de El Tarrita no tienen donde vivir
Dos años después de la tragedia, el Gobierno nacional no ha definido el lugar para el reasentamiento de las 145 familias campesinas de El Tarrita.
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Orlando Carvajal - Periodista La Opinión
Orlando Carvajal
Domingo, 1 de Junio de 2025

Triste, la historia de las familias campesinas de la vereda El Tarrita, en zona rural del municipio de Ábrego, a tres horas por carretera de Cúcuta.

Ayer se cumplieron dos años de aquella feroz avalancha que barrió por completo con sus casas y cultivos y los dejó arrasados a su suerte. Todo su patrimonio quedó sepultado bajo el lodo que trajo consigo la avalancha desde la parte alta allá en Villa Caro, de donde se descuelga el río Tarrita, en una noche en la que en medio de la penumbra solo tuvieron instinto para salvarse de morir ahogados.

Dos años han pasado y desde entonces, para sobrevivir, han permanecido mendigando limosna en casas de amigos y familiares. Dos años  de aquella noche aciaga han transcurrido a la espera de promesas del Gobierno Nacional que siguen sin cumplirse a cabalidad.

Ellos, campesinos todos, en medio de su tragedia inesperada se mostraron fuertes y humildes, no parecían vencidos por lo que acababa se pasar, por el contrario, dieron muestras de valentía al sorprender al Gobierno con sus peticiones: Aquí nadie está pidiendo casa, lo único que queremos son tierras, porque nos debemos a ellas. Solo queremos tierras para sembrar maíz, fríjol, habichuela, cebolla, lo que siempre hemos cultivado”, expresó Benjamín Gómez, de 55 años, quien toda su vida vivió en el otrora Tarrita.


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Pero dos años después de la tragedia, el Gobierno nacional no les ha cumplido con las tierras y por eso no han podido reasentar el pueblo en ninguna parte, todas las familias tuvieron que ir a pedir posada en casas de amigos y familiares, “arrimados, errantes y donde nos coja la noche”, dice el presidente de la junta de acción comunal de El Tarrita, Álvaro Jácome.

El líder afirmó que la Unidad Nacional de Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD) y la Gobernación de Norte de Santander han venido acompañando el proceso después de la tragedia. 

Sin embargo, la UNGRD se comprometió a pagar un subsidio de arriendo a todas las familias hasta tanto no tuviera definido el reasentamiento seguro para las 145 familias, sin embargo, a la fecha no ha cumplido a cabalidad, dijo el dirigente comunal.

Sobre el reasentamiento, dijo que se han presentado muchas dificultades con la UNGRD. Ellos nos dijeron que buscáramos predios, eso hicimos en zona rural de Ábrego, y por el momento hay viables dos predios y se está adelantando el trámite para mirar toda la parte técnica con esa unidad.

Nosotros – dijo Jácome- estamos pidiendo que haya una celeridad en el proceso, que se demuestre la voluntad y el interés de la UNGRD. Lo mismo con los subsidios, porque hay muchas familias debiendo plata.

Campesinos de El Tarrita trabajan de jornaleros porque no tienen tierras/Foto archivo
 

El rebusque

Mientras tanto, los jefes de hogar apenas despunta el alba salen a buscar trabajo de jornaleros en fincas de la zona, mientras que las mujeres lo hacen en ventas de pasteles que venden a orillas de la carretera a un costado de lo que antes fue su pueblo.

Algunos se fueron a poblaciones cercanas, como Ábrego, otros, se quedaron en la zona y se fueron a plantaciones cercanas a seguir haciendo lo que han hecho toda la vida: trabajar en el campo. 

Esta parte del país produce caña de azúcar, papa, yuca, plátano, frijoles, ajo y muchos más productos de pancoger. Sin embargo, lo que más se cultiva, y por lo que es famosa la provincia de Ocaña en todo el país, es la cebolla. 

Retorno peligroso

El presidente de la Junta de Acción Comunal, expresó que ante la demora en definir el reasentamiento algunas familias campesinas retornaron a la zona de riesgo a intentar rehacer su vida en medio del peligro, además porque plata no tienen para pagar arriendo e intentan empezar cultivos para ganarse el sustento.


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La gente está desesperada y, lo más grave, vemos que no existe voluntad del Gobierno nacional para darnos una solución pronta, dijo Jácome.

Esta indiferencia fue catalogada por vecinos de El Tarrita  como una contradicción del presidente Gustavo Petro, que en sus discursos muy a menudo pregona el apoyo irrestricto al campesinado colombiano, “Y esto no se ve reflejado en las familias cultivadoras”, dijo Olegario Jaimes, campesino de Ábrego.

“Aquí en este territorio de El Tarrita hacia la vía que comunica con Cúcuta el fuerte agrícola es la cebolla cabezona. Ese es el sustento de nosotros”, explica Dairo Sepúlveda, presidente de la Junta de Acción Comunal de la vereda del kilómetro 45.

Para ganarse el pan los campesinos de El Tarrita jornalean en fincas cercanas/Foto archivo


Niños y niñas sí reciben clases

Tras la avalancha, el único colegio de El Tarrita fue arrasado junto con las casas, lo único que quedó en pie del establecimiento fue el coliseo y el monumento de la Virgen del Carmen. También, otras tres escuelas de veredas cercanas, aguas abajo del caserío quedaron destruidas.

Fue entonces que se empezó otro drama para los escolares, unos 80, entre niños y niñas, tras la avalancha recibieron clases en el puesto de salud distante tres kilómetros del pueblo (Ver Recuadro).

“Familias están cansadas de tantas mentiras”

El personero de Ábrego, Antonio José Rodríguez Gómez, ofreció su apoyo a las familias de El Tarrita. “Las víctimas quieren saber la verdad y están cansadas de tantas mentiras. Se adelanta la verificación y el acompañamiento para conocer las gestiones sobre el reasentamiento y así mitigar el problema”, recalcó.


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Además, se requiere un nuevo trazado de la arteria vial encaminado a conjurar el riesgo debido a la falla geológica que está latente en la parte alta de la cordillera.

 “Los moradores en la zona consideran que una inversión de recursos en el mismo sitio sería perder la plata, entonces los estudios y diseños deben apuntar a una vía alterna”, precisó el funcionario del Ministerio Público.

A la deriva

La situación es compleja y se requiere la intervención de los entes de control y el Ministerio Público para mejorar las condiciones de vida de los afectados.

El Personero asegura que hasta la fecha no se vislumbra una alternativa para las 145 familias damnificadas por la catástrofe natural. 


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Denunció que  el 15 de noviembre de 2024 nos percatamos que las carpetas con la información de los damnificados se extraviaron y no se cuenta con el soporte necesario para continuar el proceso del reasentamiento. Se perdió el tiempo empleado con la búsqueda de fincas cercanas”, recalcó.

Los voceros manifiestan, no obstante, que ese desorden no se convierte en excusa válida para olvidarse de la población en condiciones de vulnerabilidad.

Los niños reciben clases en un hotel que arrendó la Gobernación/Foto cortesía
 

Paso vial: así avanzan los estudios y diseños de la solución definitiva

El Instituto Nacional de Vías, Invías, informó a La Opinión que el proyecto denominado “Estudios y diseños de los puentes en el corredor entre los kilómetros 47 y 53 de la Ruta Ocaña – Alto del Pozo, derivados de la emergencia por la avalancha en el municipio de Ábrego, departamento de Norte de Santander” avanza de manera satisfactoria y se encuentra actualmente en la fase final del Hito 1, correspondiente al diagnóstico integral del corredor vial, incluyendo la evaluación de las infraestructuras existentes y la identificación de las causas que dieron origen a la emergencia. 

Expuso que como resultado de este diagnóstico, se identificaron tres sectores críticos en los que se propuso la construcción de muros de contención para estabilizar el corredor vial. 

La entidad explicó también que se llevó a cabo un análisis de alternativas, a partir del cual se planteó una solución técnica para el puente El Tarrita que incluye un rediseño del trazado con empalmes al corredor existente.


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 Esta alternativa, que era la que estaban esperando conocer los nortesantandereanos,  contempla el desarrollo de rampas de acceso y salida con longitudes aproximadas de 130 metros y 100 metros, respectivamente, así como un paso elevado sobre el cuerpo de agua con una longitud de 150 metros, garantizando una pendiente mínima que facilite el drenaje. 

La propuesta mejora la seguridad vial, disminuye las alturas de los terraplenes requeridos y optimiza las condiciones geométricas en los puntos de empalme, especialmente en la transición hacia curvas y tramos rectos del corredor actual. 

Actualmente, se está elaborando el documento técnico para consulta ante la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (ANLA), con el fin de determinar el instrumento ambiental aplicable para avanzar con el Hito 2, el cual contempla el desarrollo detallado de los diseños definitivos.

 El proceso de consultoría fue adjudicado al Consorcio Estudios 2024, conformado por Grupo Posso S.A.S., Ingeniería Moncada González S.S. y Deadcvil S.A.S. BIC, y la interventoría está a cargo de la firma Brian Ingeniería Vial S.A.S.


Pérdidas que no se deben volver a repetir

Los gremios transportadores, comercial y de turismo de Norte de Santander reclamaron al Gobierno nacional soluciones definitiva para el paso vial que une a Cúcuta con Ocaña y la Costa Atlántica.


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Los 139 días que se mantuvo cerrado el tránsito automotor por la carretera Cúcuta-Ocaña, tras la avalancha del 31 de mayo de 2023,  no solo le significó a la región nortesantandereana tener paralizada la conectividad y llevar a extremos la economía de todos los sectores, sino a padecer pérdidas estimadas en más de 85.000 millones de pesos.

En su momento, el gerente de la seccional de la ANDI Norte de Santander, Francisco Unda, indicó que durante el tiempo que estuvo cerrada la vía se dejaron de movilizar 2.5 millones de toneladas de mercancías, lo que tuvo un impacto negativo en sectores como la agroindustria, el sector minero-energético y el comercio en general. 

La importancia de esta vía radica en que une las dos ciudades más importantes del departamento: Cúcuta y Ocaña”, por los cual, las fuerzas vivas del departamento esperan que no se debe repetir un cierre como el vivido en 2023 con las mencionadas pérdidas millonarias.

En este sitio quedaba antes EL Tarrita/Foto Cortesía
 

UNGRD invierte $3.000 millones en maquinaria 

Tras abandonar el cargo en febrero de 2024 por el escándalo de corrupción en el que se vio envuelto el director de la Unidad Nacional de Gestión del Riesgo, Olmedo López Martínez, todas las esperanzas que tenían las familias damnificadas de El Tarrita por conseguir el reasentamiento de su pueblo, se vinieron al suelo. A partir de esa fecha, las 145 familias que ocupaban El Tarrita empezaron a resignar su anhelo por sus nuevas tierras, ya que de esta oficina dependía no solo que les llegara el subsidio de arriendo, sino la compra de los predios para volver a empezar de nuevo a rehacer sus vidas. Pasaron nueve meses, en noviembre de 2024, para volver a saber de la UNGRD, esta vez en cabeza de Carlos Carrillo Arenas, quien durante un consejo de Gestión del Riesgo llevado a cabo en Cúcuta, anunció una partida de 3.000 millones de pesos para atender la emergencia en el sector de El Tarrita.

“Llegamos a un acuerdo para hacer unas inversiones. Son $3.000 millones en maquinaria amarilla para un par de puntos críticos, que serán identificados y priorizados por la Gobernación”, indicó Carrillo. 

La Opinión se comunicó en reiteradas ocasiones con la UNGRD, para conocer su posición acerca de las denuncias de incumplimiento con el reasentamiento y los subsidios para las familias campesinas de El Tarrita, pero no hubo respuesta.


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Acciones jurídicas

El abogado ocañero, Álvaro José Ibáñez Sierra, apoderado de las familias damnificadas de El Tarrita tramita una demanda en contra el municipio de Ábrego, el Gobienro Nacional y la Gobernación de Norte de Santander, por la presunta negligencia para evitar la tragedia de la avalancha del río Tarrita.

 El profesional del derecho busca resarcir los daños causados por la avalancha que se pudo prever pues los campesinos habían alertado a las autoridades y, según ellos,  no se tomaron las precauciones del caso.

 La millonaria demanda busca acelerar el reasentamiento con la adquisición de predios e implementar proyectos agropecuarios alternativos hacia las familias que lo perdieron todo durante la avenida torrencial.

En la actualidad, la Gobernación de Norte de Santander mantiene constante monitoreo en la parte alta del río Tarrita, en zona de Villa Caro, con el fin de alertar a la población, aguas abajo, sobre eventuales represamientos de agua que puedan conllevar a otra avalancha.

Clases se garantizaron

La secretaria de Educación del departamento, Laura Cáceres, le dijo a La Opinion que las clases de los niños de El Tarrita se tienen garantizadas tras la  avalancha.

La Secretaría de Educación del departamento logró conseguir en arriendo un hotel cerca al colegio que quedó destruido para llevar allí a los estudiantes.


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“Nosotros dotamos con mobiliario y útiles escolares el lugar para garantizar las clases. Una sede de esa institución, sede remolinos, con unicef logramos gestional una aula modular  para llevar allí a los niños a sitios seguro.

La funcionaria explicó que se está a la espera de que la Unidad Nacional de Gestión del Riesgo diga dónde es que va a quedar el reasentamiento definitivo del nuevo Tarrita para proceder con los estudios y diseños del nuevo colegio en el  que puedan continuar, de manera segura, sus clases los niños y niñas de esta vereda y las demás que están contiguas a esta.


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