La cordillera oriental de los Andes que atraviesa el departamento de Norte de Santander obliga a realizar inversiones de infraestructura para contener los riesgos en la mayoría de sus municipios. Sin embargo, en muchos casos estos proyectos quedan solo en el papel y todos los años, durante la temporada de lluvias, el desastre acaricia a estas poblaciones. Esta vez el turno es para Cucutilla. 

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Desde el viernes 3 de mayo, las fuertes lluvias vienen causando estragos en este municipio, sobre todo en la vía que comunica Cucutilla con Pamplona, luego de que la quebrada de la zona se desbordara, afectando el paso vehicular durante un par de horas. 

No obstante, los grandes problemas comenzaron la madrugada del sábado 4 de mayo cuando unos deslizamientos dejaron incomunicadas a cientos de personas de las distintas veredas de ese municipio. 

“La madrugada del 4 de mayo ocurrió una avalancha y en cuatro zonas no hay pasos ni para motos. Ya se está trabajando con la maquinaria amarilla para liberar el paso”, dijo a La Opinión el secretario municipal de la Gestión del Riesgo, Aníbal Sánchez. 

Tras la emergencia, la secretaría departamental para la Gestión del Riesgo de Desastres visitó la zona e informó que el departamento envió la maquinaria necesaria para despejar la zona. 

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“Las lluvias el fin de semana afectaron especialmente al corregimiento de San José, en Cucutilla. En este momento hay maquinaria de la Gobernación retirando los deslizamientos para tratar de dar vía nuevamente”, informó William Vera, secretario departamental de la Gestión del Riesgo de Desastres.

Las calamidades de esta emergencia 

Además de los problemas de movilidad para las aproximadamente 100 familias de esa zona en Cucutilla, algunas perdieron los sustentos con la avalancha que acabó con todo a su paso. 

“Hay casos de aproximadamente 30 familias en donde el deslizamiento se les llevaron los cultivos con los que se mantenían”, lamentó el secretario de la Gestión del Riesgo de ese municipio. 

Asimismo, explicó que hay algunas familias que deben desalojar sus respectivas viviendas por los altos riesgos de derrumbes. 

“Tenemos tres casos especiales de familias que les toca desalojar sus viviendas ya que hay alto riesgo de deslizamiento o ya hay afectaciones muy cerca de sus viviendas”, expresó Sánchez. 

A través de las redes sociales, la Gobernación de Norte de Santander afirmó estar gestionando un plan de contingencia del que, por cierto, aún no se conoce en detalle cómo son estos planes de contingencia que también se prometieron en lugares de alto riesgo como El Tarrita. 

También prometieron la construcción de un puente en la zona del desastre para garantizar el tránsito entre Cucutilla y Pamplona. 

Más municipios en riesgos

Cucutilla no es la única zona que permanece en zozobra tras la temporada de lluvias. 
De acuerdo con el reporte diario del Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam), en Norte de Santander al día de ayer 6 de mayo había 10 municipios en alerta roja ante amenaza por deslizamientos de tierra. 

Estos municipios son: Arboledas, Convención, Cucutilla, El Carmen, El Tarra, Salazar, Sardinata, Teroama, Tibú y Ábrego. 

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Según el Ideam, la alerta roja “Advierte a los sistemas de prevención y atención de desastres sobre la amenaza que puede ocasionar un fenómeno con efectos adversos sobre la población, el cual requiere la atención inmediata por parte de la población y de los cuerpos de atención y socorro”. 

Es decir, 10 municipios que requieren la intervención inmediata por parte de las autoridades competentes para evitar emergencias como las de hace un año en El Tarrita. 

Sin embargo, hay otros municipios que no están en alerta roja, pero que, según el Ideam, requieren una vigilancia continua y estos son: Bochalema, Chinácota, Chitagá, Cáchira, Durania, Gramalote, Hacarí, La Esperanza, La Playa, Los Patios, Motiscua, Ocaña, Pamplona, Pamplonita, Ragonvalia, San Calixto, Santiago, Silos.

La Opinión conversó con la alcaldesa de Durania, Marlyn Márquez, quien justo estaba en la capital de Norte de Santander pidiendo ayuda al departamento para atender unos deslizamientos que tienen incomunicada a varias veredas de ese municipio. 

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“Las lluvias afectaron anoche a las vías terciarias y algunas veredas están incomunicadas. Algunos alumnos no pudieron ir a las escuelas porque no puede pasar el bus. Estamos esperando la contestación de Gestión de Riesgos. Algunos municipios tienen banco de maquinaria y pueden resolver, pero en el caso de Durania que no tenemos es difícil responderles a las personas. Los municipios que tenemos bajos recursos, tenemos más necesidad y queremos que nos miren”, manifestó la alcaldesa. 

El recuerdo de El Tarrita está latente

La llegada de las lluvias volvió a encender las alarmas de esta zona del municipio de Ábrego que tiene, todavía, el recuerdo de la tragedia ocurrida el 31 de mayo de 2023. 

Los integrantes de esta comunidad ya anunciaron que, tras las demoras por parte del Gobierno Nacional, cerrarán las vías el próximo 14 de mayo para que las autoridades competentes les den una pronta solución, sobre todo, al tema de la reparación de la carretera. 

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“Si no se llega a un acuerdo antes del 14 se va realizar un paro en esta vía nacional”, explicó Luzary Jácome, líder social de El Tarrita. 

También expresó que existe una gran preocupación gracias al incumplimiento en el subsidio de arrendamiento que no llega desde diciembre para las personas afectadas por la avalancha que dejó bajo tierra esa zona. 

“Como no llega el subsidio muchas familias tuvieron que regresar a vivir en lo que les quedaba de vivienda”, detalló. 

La buena noticia

En medio de los problemas geográficos que presenta el departamento de Norte de Santander, la terminación de la vía en el sector de El Alto de Los Compadres que comunica a Cúcuta con el municipio de Santiago aparece como una luz de esperanza para el departamento. 

Los deslizamientos de tierra durante la temporada de lluvias imposibilitaban el paso hacia ese municipio.

Para evitar esto, se construyó una vía de concreto reforzado con muros y mallas especializadas para mitigar las emergencias que eran costumbre en la zona. 

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