Ruth Aralí Martínez Vega se posesionó como profesora de medio tiempo en la Escuela de Microbiología de la UIS en Bucaramanga el 7 de abril de 2015. Dos meses después firmó con una entidad distinta a la UIS un contrato como investigadora de un proyecto sobre el dengue comprometiéndose a trabajar 48 horas semanales en Riohacha, Guajira, es decir, de lunes a sábado.
El contrato en la Guajira duró 13 meses. Aunque no trabajó le pagaron 121 millones de pesos, o algo más de $9 millones al mes.
Martínez hizo algunos viajes a Riohacha pero no permaneció allá de tiempo completo.
Ella y los demás empleados del proyecto sobre el dengue “cobraban y se repartían la plata, pero no trabajaban”, indicó uno de los auditores que destapó el fraude. La magistrada Patricia Salazar Cuéllar de la Corte Suprema de Justicia comprobó que la entidad que firmó el contrato con el departamento de La Guajira ferió los recursos públicos entre sus propios miembros y familiares.
Esa entidad es de fachada, existe solo en el papel. Se llama Olfis, Organización Latinoamericana para el Fomento de la Investigación en Salud. Ni siquiera tiene sede. La dirección que registra es la casa de la mamá del fundador, Fredi Alexander Díaz Quijano, en la Ciudadela Real de Minas.
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Fredi Díaz y Ruth Aralí Martínez fueron novios cuando ambos estudiaban medicina en la UIS. Martínez y Díaz eran miembros de la junta directiva de Olfis. El gobernador de La Guajira que firmó el contrato de 18 mil millones de pesos con Olfis fue condenado a 15 años de prisión. Díaz es prófugo de la justicia y vive en Brasil donde es profesor en la Universidad de Sao Paulo.
La investigación sobre el dengue no se hizo, pero la profesora de la UIS ganaba por partida doble. De un lado el sueldo de la UIS y de otra parte más de 9 millones de pesos al mes que OLFIS le robó a La Guajira.
El contrato de la Olfis fue “una sinvergüencería aterradora”, indicó una fuente que investigó el caso.
Ruth Aralí Martínez Vega renunció a la UIS en 2021, cuando ya era profesora de tiempo completo. Hoy es investigadora asociada en epidemiología en la escuela de medicina de la Universidad de Calgary en Canadá.
Martínez Vega se graduó como médica en la UIS y después cursó un magíster en epidemiología y un doctorado en Ciencias de la Salud Pública, también en la Universidad Industrial de Santander.
Martínez Vega y Fredi Díaz siguen trabajando juntos. El año pasado publicaron un artículo sobre el dengue en México.
Ella sabía que Olfis no tenía sede, no tenía laboratorios, no tenía capacidad técnica, administrativa o financiera. Ella sabía que era un negocio de familia porque estuvo en la junta directiva junto con el padre, el tío y el hermano de Fredi Díaz. Ninguno de ellos es científico.
Tomado de Vanguardia
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